¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
──── Nadie... ──── un aliento abrasador resopla contra tu oreja, las palabras se dibujan con un acento pesado ──── Nadie te coge como yo ────
Sus caderas empujan contra las tuyas, los huesos de su pelvis rozándote en ásperos empujones que juras podrian romperte en dos.
Es vergonzoso el desagradable dolor que florece bajo tu piel cuando Simon penetra con su endurecido miembro tus espasmódicas paredes, flexibles y débiles contra sus brazos entintados.
No es que su rudeza sea nueva, su posesividad le lleva a marcarte de todas las formas posibles, pero hoy no es igual. Hoy no te sientes bien.
Todo abruma tus sentidos. La luz cegadora que rodea su cabeza en un halo, el calor de su cuerpo, sus labios en tu piel, la espiral de liberación a la que estás a punto de llegar. Gimoteas, con la cabeza echada hacia atrás contra las almohadas empapadas desde hace tiempo en tu sudor y tus lágrimas. Apenas procesas las palabras de tu novio, sólo ves cómo se le mueve la garganta cuando traga y gime con contundencia.
Más que excitarte, te empieza a dar miedo el dolor que sientes en las piernas cuando él las apoya sobre sus hombros. Te dobla por la mitad y te agitas contra su contundente abrazo, incomoda con la nueva posición.
──── Simon... Simon, espera ────
──── ¡Callate! ────
Gimoteas de dolor cuando te empuja de nuevo, con el interior de tus muslos ardiendo por la fricción, pero no de la forma que te gusta.
──── Simon, espera ¡No más, no puedo, por favor! ────
──── Sí que puedes. Mira cómo... ──── hace una pausa, una gota de sudor cae de su frente a tu barbilla. Traga un gemido entre dientes y gira la cabeza para darte un mordisco sordo en la pantorrilla ──── Estás jodidamente mojada, nena. Nadie podria tomarte tan bien, ¿sabes? ────
──── Rojo... ──── te las arreglas para decirlo entre lágrimas, balbuceando mientras te empezabas a mover mas freneticamente ──── ¡Rojo! ────
No pasaron mas de dos segundos antes de que Simon frenara por completo sus movimientos, saliendo de su ensueño placentero, ahora tenia su mirada fija en ti.
Es un trabajo lento mientras él se retira de tu calor, con cuidado de no hacerte más daño. Hay una tensión subyacente en sus hombros, arruga el entrecejo con fuerza y puedes notar la inseguridad en sus ojos fijos en tu rostro.
