Currárselo más

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- No me puedo creer que te liaras con tu modelo justo antes de entrar a trabajar, Eli, eres una genia. -habló Alison, mi mejor amiga, entre risas.

Ayer no había podido contarle nada de lo que había pasado y ahora que estábamos desayunando le había explicado la historia completa y ella estaba encantada.

- Tiene mi maldito número de teléfono, fue un error. -hablé restándole importancia.

Ni siquiera sabía quien era este chico y mucho menos iba a interesarme.

- Necesito el nombre, no puedo esperar a que salga la campaña para verle en las fotos. -se quejó mi amiga.

- No voy a decirtelo, le acosarías y ni siquiera yo he buscado si instagram, y tampoco voy a hacerlo, te dije que me estaba centrando en mi carrera y que después del inombrable no iba a dejar a nadie más. -sentencié y ella soltó un quejido.

- Seguro que te llama pronto, estoy segura que se quedó embobado contigo. -sonrió triunfante y se levantó para irse a trabajar.

Me quedé sola en la cocina, repasando lo que tenía que hacer esos días.

No podía centrarme en nada que no fuese mi carrera, no ahora que todo mi mundo se había venido abajo.

Tenía que ir a editar las fotos de ayer a la oficina para tenerlas listas, así que también salí de casa y media hora después llegué.

Mi mirada se desvió hacia el baño donde había estado ayer con el chico pero rápidamente quité la vista y fui directa al ascensor.

No funcionaba.

Que novedad.

Me tocaba subir por las escaleras.

Al menos ponía culo así.

Me reí yo sola de lo imbécil que era.

Me pasé la mañana entera editando cada foto y video.

Estaba tan aburrida que cuando sonó mi teléfono ni siquiera miré quien era.

- ¿Si? -pregunté sin dejar de mirar las fotos.

- Hola, rubia. -su voz sonó casi como un ronroneo.

Empecé a toser como una loca al ahogarme con mi propia saliva.

El chico de las fotos que estaba editando me acababa de llamar y yo se lo había cogido.

- Creí que me llamarías dentro de unos días. -intenté calmarme.

Sonó una risita.

- Quería volver a verte. -habló y por algún motivo sabía que estaba sonriendo aunque no le viese.

- La sesión no será hasta dentro de unos cinco días. -le dije mirando el calendario.

- Eso es mucho tiempo, rubia, déjame verte antes. -pidió.

- Vas a tener que currártelo más, campeón. -me reí.

- ¿Quieres que me lo curre? trato hecho. -y colgó.

Solté el teléfono en la mesa y me tapé la cara con las manos, frustrada.

¿Qué cojones acababa de pasar?

Por dios, no estaba para tonterías.

Me centré en terminar de editar las fotos, aunque esos ojos marrones traspasaran la pantalla directos hacia los míos.

Al final terminé estando todo el día en la oficina, Marta, mi jefa trajo a una chica que necesitaba unas cuantas fotos y me iba a pagar un extra, así que me quedé hasta que no quedaba ni una pizca de sol.

No me gustaba mucho coger el transporte público de noche.

Llamé a Alison, pero seguía en el trabajo y no salía hasta dentro de una hora.

Me tocaba caminar un poco.

Era la última en la oficina así que cerré todo y salí caminando tan tranquila.

Me puse mis auriculares y el mundo desapareció mientras caminaba hacia casa.

Un mensaje me sobresaltó y recé para que fuese Alison.

"Date la vuelta"

Era de un número desconocido y el corazón se me desbocó por completo.

Cogí mis llaves entre los dedos, lista para afrontar a mi atacante.

Me giré de golpe, apuntándolo con las llaves.

Y me recibieron una sonrisa pícara y unos ojos marrones precioso.

Llevaba una chaqueta negra al igual que sus vaqueros y el pelo algo revuelto.

- Hola, rubia, ¿te llevo a casa? -preguntó de lo más tranquilo.

- Casi me acabas de provocar un ataque al corazón, ¿eres imbécil? -hablé dándome la vuelta de nuevo para seguir caminando, pero él ya estaba a mi lado y ya había cogido mi brazo.

- Hace frío y es tarde, no voy a dejar que vuelvas sola a casa. -sentenció.

- ¿Estás insinuando que no puedo cuidarme a mi misma? -pregunté cruzándome de brazos.

- Nunca, pero estoy insinuando que pienso llevarte sí o sí a casa, alguien tiene que currárselo más, ¿no? -sonrió y yo enrojecí.

- Si ya eres un acosador así, imaginate si sabes donde vivo. -le dije aún cruzada de brazos.

- Creo que los dos sabemos que no soy ningún acosador. -soltó una risita y un escalofrío me recorrió el cuerpo, estaba helada.

- Está bien, pero solo porque tengo hambre y quiero llegar pronto a casa. -le miré, esperando una respuesta.

No dijo nada, caminó hacia atrás, de vuelta donde estaba su coche, un mini verde oscuro, precioso y sonrió cuando me abrió la puerta y yo entré.

Arrancó y le indiqué por donde tenía que ir.

No hablamos durante el trayecto, pero tampoco estaba incómoda.

Llegamos a la dirección que le había dicho y paró el coche justo delante del edificio donde estaba mi piso.

- Gracias por traerme. -dije haciendo amago de irme rápidamente.

- ¿Eso es todo, rubia? me esperaba un gracias algo más emotivo. -soltó una risa al ver mi cara.

- ¿Qué quieres? ¿Un beso de despedida o qué? -esta vez me reí yo.

- No me quejaría. -su tono de voz fue más grave.

Así que eso quería.

Me acerqué muy lentamente a él, mirando solo sus labios.

Vi como cerraba los ojos, listo para el beso.

Desvié mi boca y besé la comisura de su boca, no fue rápido pero tampoco duró mucho.

Me separé de él con una sonrisita y bajé del coche, corriendo hacia mi portal.

- ¡Eso ha sido cruel, rubia! -gritó justo antes de escuchar su risa y como su coche arrancaba.

Alguien tenía que currárselo, ¿no?

Me reí mientras entraba en casa.

Y no se me borró la sonrisa tonta de la cara hasta que el sueño me golpeó.

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Tendréis el capítulo de la historia de Gavi algo más tarde hoy chiquis, que acabo de salir de clases y voy algo tarde con todoooo, pero lo tendréis sin faltaa algunaaa :)

Destino +18 - PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora