Al parecer la familía de Ferran no estaba sorprendida de verme ahí.
Estábamos subiendo al avión después de haber pasado todos los controles y lo demás.
La madre de Ferran no había dejado de repetir lo guapa y mayor que estaba, a lo que yo siempre respondía con una sonrisa y un gracias.
Adoraba a sus padres.
Habían sido como mi familia todos esos años pasados y yo me había alejado de ellos por el simple hecho de que Joao no me lo permitía.
Y me arrepentía tanto.
Me senté junto a Ferran en el avión, a sus padres les tocó casi en la otra punta, pero al menos no estábamos solos.
- ¿Estás nerviosa, verdad? -preguntó cogiéndome la mano.
Él sabía que me daba miedo volar y a parte de eso, íbamos directos hacia Canarias, donde Pedri no me esperaba.
Exacto.
No me esperaba.
Ferran había decidido no decirle nada.
Y yo cada vez me ponía más nerviosa por eso.
Por llegar y no saber si él querría verme o no.
Pero Ferri me había abierto los ojos, en todos los aspectos.
Él sabía que Pedri se enamoró de mi el primer día que me vio.
Y aunque yo no me acordase, de alguna forma u otra, también sabia que yo le quería desde hacía mucho más tiempo.
Por como me sacó de eso.
- No creo que quiera verme, él me dijo que me quería, y yo no contesté. -admití en voz baja.
- No eres un problema Ela, nunca lo has sido ni nunca lo serás, y tienes una familia, yo soy tu familia, mis padres, Alison y ahora Pedri, todos se morían por conocerte. -habló acariciando mi mano cuando el avión despegó.
- Yo no tengo nada que enseñarle, nada que ofrecerle, no soy nadie y él es tanto.. -me seguía sintiendo tan insuficiente que no sabía como me había montado en ese avión.
- Tu sola eres un mundo, perfecta y preciosa, cada bache, cada vez que has tropezado siempre te has levantado sola, yo siempre he estado ahí Ela, siempre te he visto y sé de primera mano que cualquiera querría estar contigo, deja de menospreciarte tanto. -se quejó dándome un apretón en la mano.
- Tengo miedo. -admití.
- Lo sé, yo a veces también lo tengo, pero hoy no tienes que tener miedo, todos te recibirán como si fueses parte de ellos. -aseguró.
- Te quiero mucho, Ferri, muchísimo. -apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos.
- Y yo a ti, Ela, mucho. -contestó él.
Nos dormimos el resto del viaje, hasta que un aterrizaje algo movido nos despertó de golpe.
Una hora después, estábamos saliendo del aeropuerto metidos en un taxi, directos a casa de la familia de Pedri.
Y yo sentía que me iba a explotar el cuerpo de los nervios.
El taxi aparcó y bajamos.
Me tensé al ver la casita tan bonita y Ferran llegó a mi lado de inmediato mientras sus padres se adelantaban.
- Tranquila. -susurró.
Pasó un brazo por mis hombros y me condujo hacia la puerta.
Sus padres tocaron y una mujer bajita abrió la puerta, sabía quién era, había hablado algo con ella, era su madre.
Los saludó a los dos, que pasaron dentro y nos miró a Ferran y a mi.
- Elara, creíamos que no ibas a venir, ¡menuda sorpresa más agradable! pasa cariño, pasa, ven conmigo. -habló ella super animada al verme.
Ferran me soltó y la seguimos.
Su padre me recibió igual de bien.
- Creía que ya te habías cansado de mi hermano, me alegro de que por fin una no le deje plantado. -habló Fer.
Su hermano.
- ¿Lo suelen dejar plantado? me extraña. -me reí.
- Más de lo que crees. -soltó una carcajada y yo me reí con él.
- ¿Dónde está? -me había dado cuenta de que no estaba en ningún lado.
- Está en la playa, a cinco minutos de aquí, ven te llevo. -me cogió del brazo y empezó a caminar conmigo.
Me acompañó un trozo del camino a pie, hablando sin parar y sin dejar de reír hasta que a lo lejos alguien estaba sentado en la arena, mirando al mar.
Lo señaló.
- Ahí está el dramático. -señaló.
Yo solté una risa y le di las gracias.
Despareció por donde habíamos venido y yo cogí aire para enfrentarme por fin a lo que había venido a hacer.
Caminé de forma silenciosa hasta él.
Y me senté sin decir nada a su lado, rozando su hombro con el mío.
Él abrió mucho los ojos y la boca y se quedó mirándome sin entender nada.
- Esto es tan bonito. -hablé mirando hacia el mar, no me atrevía a mirarle.
- ¿Elara? -preguntó él con la voz temblando.
Estaba nervioso.
- ¿Si? -pregunté y giré mi cabeza por fin, mirándolo.
Y sentí la corriente que nos envolvia a los dos cuando nuestros ojos se encontraron.
- Has venido. -murmuró sin creerselo.
- Te fuiste y yo tenía que decirte algo. -admití.
- Me fui porque.. -empezó a hablar.
- Te quiero, te quiero desde el cumpleaños de Ferri de hace tres años, te quiero desde entonces, desde que me sacaste de esa habitación y me enseñaste a pasármelo bien sin preocuparme por alguien, te quiero desde que te vi, y sí, creo en el amor a primera vista. -hablé rápido sin darme cuenta, nerviosa de que me mandara a la mierda.
No contestó.
Se abalanzó sobre mi.
Caí de espaldas en la arena cuando sus labios encontraron los míos.
- Te quiero, te quiero, te quiero.. no puedo creer que te acuerdes. -murmuró contra mis labios.
- Me acordé el día del partido, me invadió el pánico después. -admití.
- Estás aquí, es lo único que me importa. -admitió volviendo a besar mis labios.
Nos besamos durante minutos interminables, sin que ninguno de los dos quisiera separarse.
Su teléfono vibraba en su bolsillo sin parar y al final tuvo que separar su boca de la mía y contestar.
Era su hermano.
- Nos esperan para cenar, pero luego no vas a escaparte de mi, rubia. -sonrió contra mi boca, me besó de nuevo y me ayudó a levantarme.
Caminamos de vuelta a su casa.
Y esta vez me sentía ligera, como si estuviese flotando a su lado mientras su mano estaba entrelazada con la mía.
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en el próximo capítulo hay muuuucho +18 jejeje
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Destino +18 - Pedri
FanfictionElara es la mejor fotógrafa, sin miedo a nada, pero sin tener su futuro muy claro. Pedri es la sensación del momento, el futbolista famoso, el que va a hacer que Elara descubra que hay más alla de su alcance. Un encontronazo en un baño. Unas fotos. ...