Casa +18

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La cena terminó siendo un show de risas.

Me lo pasé genial.

Resultó que me encantaba molestar a Pedri junto a su hermano.

Y Ferran se unia a nosotros.

Sus padres eran un amor conmigo y yo me sentí bien.

Me sentí en casa.

Por primera vez.

Con toda esa gente sentada a mi alrededor, sentí que estaba en casa.

Aunque un trocito pequeño de mi aún tuviese miedo de lo que podría pasar con Pedri.

De lo que se suponia que éramos nosotros.

¿Qué éramos?

Ni siquiera lo habíamos hablado.

Me ofrecí a quitar la mesa con Fer, mientras todos los demás seguían hablando y riendo entre ellos.

- Me gustas, Elara, me gustas mucho para mi hermano, es ls primera vez que le veo así, después de tantos años. -habló cuando estuvimos solos en la cocina.

- Me alegro mucho, la verdad. -admití.

- ¿Supongo que te quedarás hasta fin de año, no? -preguntó.

- Sí, me voy en el mismo vuelo que Ferran, el día uno de enero. -expliqué.

- Pues ya tienes plan para mañana, puedes decírselo a Ferran, pero a Pedri no. -sonrió triunfante.

- ¿Por qué? -pregunté mirándolo con una ceja levantada.

- Porque mañana por la noche es noche buena y no tengo sus regalos. -se rascó la cabeza y yo abrí mucho los ojos.

- ¡No me acordaba de que mañana era navidad! -grité histérica de repente.

No tenía regalos para nadie.

Fer soltó una carcajada.

- Eso suponía, así que mañana por la mañana nos vamos los tres al centro comercial. -sentenció y yo me reí.

Terminamos de limpiar los platos y volvimos al salón con los demás.

Pedri vino hacia mi antes de que llegase a la mesa donde seguían todos.

Entrelazó su mano con la mía.

- Nosotros vamos a ir a dar una vuelta, quiero enseñarle los alrededores. -habló para que todos le escucharan.

Nadie se opuso, así que tiró de mi hacia fuera.

Abrió el coche y nos metimos dentro.

- ¿A dónde vas a llevarme a estas horas? -pregunté, eran casi las doce de la noche.

- Ya verás. -sonrió mientras arrancaba.

Condujo unos minutos hasta llegar a la misma playa que habíamos estado antes, pero esta vez estábamos más altos, en un sitio plano de tierra, el mar se veía debajo de nosotros, precioso.

Aparcó y apagó el coche, girándose hacia mi.

- No me vas a llevar a ver los alrededores, ¿verdad? -pregunté con una risita.

- Te dije que teníamos algo pendiente. -sonrió mirándome.

Le brillaban los ojos.

Joder era demasiado guapo.

- Bueno, estos alrededores me gustan más que cualquier otros. -admití, pasando mi mano por su brazo hasta su hombro.

Su sonrisa se ensanchó y tiró de mi hacia él.

Colocó el asiento hacia atrás y me sentó en su regazo.

- Acabo de tener un deja vu, rubia. -soltó una risita y la vez que lo hicimos en el parking del campo recorrió mi mente, ruborizándome.

- Esta vez tenemos más de diez minutos. -sonreí.

- Esta vez tenemos todo el tiempo del mundo, no vas a librarte de mi ni un solo segundo estas navidades. -habló cerca de mi boca.

Yo cerré el espacio que nos separaba, juntando nuestros labios.

Nos besamos de forma lenta, sin prisa.

Sus manos acariciaban mi espalda y mis piernas mientras que yo enredaba mis dedos en su pelo.

Le quería.

Más de lo que iba a admitir.

Sus manos se colaron debajo de mi jersey, subiendo por mi abdomen.

Solté una respiración cuando rozó mi pecho con el pulgar.

Me separé de sus labios y besé su cuello, entreteniéndome por ahí.

Su respiración empezó a acelerarse.

- Vamos atrás, rubia. -murmuró entre mi pelo.

Yo me moví y pasé al asiento de atrás, seguida por él.

Me tumbó en los asientos y se colocó entre mis piernas, aún vestidos los dos, y volvió a mis labios.

Sus manos iban subiendo mi jersey lentamente, hasta que me incliné un poco y me lo quitó, dejándome con solo los sujetadores.

Sus manos rozaron la tela y suspiré.

Joder.

Subí su camiseta y la dejé caer al suelo, deleitándome con su abdomen, pasando las manos de arriba a abajo unas cuantas veces.

Hasta que en algún momento, los dos perdimos el control y toda la ropa terminó en el suelo y nos empezamos a besat con mucha más intensidad, buscando el contacto del otro.

Pedri se colocó el condón con rapidez y yo gemí cuando se colocó en mi entrada y entró como si nada en mi.

- Joder, rubia. -gimió al entrar.

Yo balbuceé algo, pero había perdido el control y todo me daba igual.

Pedri empezó a embestirme, primero lento, subiendo cada vez más el ritmo.

Yo me agarré de sus hombros, clavando mis uñas a manera que iba aumentando la intensidad.

Joder.

Vi como los cristales se empañaban por completo por nuestras respiraciones.

Salió de mi y me movió, haciéndome quedar de espaldas a él, sentada encima suya, en el asiento del medio.

Gemí al sentirlo de nuevo en mi interior.

Y empecé a moverme.

Subía y bajaba mientras mi respiración se entrecortaba cada vez más.

Las manos de Pedri subían por mi cuerpo y se entretenían en mis pechos, pellizcando mis pezones y jugando con ellos.

Besó mi hombro y murmuró algo.

No lo entendí.

Estaba llegando al máximo.

Y cuando lo hice sentí como él lo hacía unos segundos después.

Mi cuerpo cayó contra su pecho, me abrazó con fuerza contra él.

Nuestras respiraciones eran un desastre y los cristales estaban totalmente empañados.

- Te quiero tanto, rubia, joder. -murmuró besando mi hombro de nuevo.

- Y yo a ti, campeón. -admití con una sonrisita.

Volvimos a vestirnos y nos quedamos un rato más hablando mientras mirábamos el mar.

Y de nuevo, me sentí en casa.

Y fue cuando me di cuenta.

Me sentía en casa con él.

Pedri era mi casa.

Él lo era todo.

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SI LLEGA A LOS 800 LIKES, TENDRÉIS LA SORPRESA QUE PONE EN EL TIKTOK :)

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Destino +18 - PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora