Capítulo 25

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Cuando Aemond llegó al Ojo de los dioses, era de tarde, la calma que fue recibido solo fue por un momento de paz, quizás el último que tendría.

Daemon ya estaba en el Ojo de los dioses cuando Vhagar llegó, estaba tranquilamente sentado en la silla de montar mientras Caraxes chillaba. Vhagar rugió respondiendole.

Cuando la dragona decendió, el suelo tembló.

- Creí que no vendrías y te refugiarias con el jodido Stark - dijo Daemon burlonamente.

Aemond se aferró a sus cuerdas y apretó los puños. - Mataste a mis sobrinos...

Daemon tarareó  - Si, lo hice.

- ¡Eran sólo unos niños!

- Jacaerys y Lucerys eran solo unos niños cuando tomaste sus vidas - gritó de regreso, su voz sin ningún remordimiento.

Aemond deseaba atravesar su corazón con su espada valyria.

Los dragones se elevaron en el cielo, Aemond podía sentir a Vhagar vacilar con respecto a esto, la dragona sabía que estaba a punto de luchar contra Caraxes, pero ella no quería, se rehusaba a matar al que había sido su compañero desde el momento que Caraxes salió del huevo, a lo largo de sus años habían estado siempre juntos, sus jinetes siempre se amaron de alguna forma amorosa o simplemente amistosa, no esto.

- Vhagar  - susurró acariciando las escamas de su espalda - Se que no quieres, pero si no lo haces él te matará.

Vhagar miró al dragón rojo quien chilló en advertencia, Daemon le estaba hablando a su dragón convenciendolo de atacar porque al parecer el dragón de negaba a luchar contra su gran amiga.

Vhagar estaba cansada de la guerra, su cuerpo viejo ya había sufrido lo suficiente, por suerte se había recuperado de su último decaimiento pero aún así sentía que en cualquier momento moriría sea asesinada o no, moriría pronto. Daemon lo sabía, la dragona estaba débil y era su oportunidad.

Caraxes fue el primero en moverse siendo impulsado por Daemon, voló cerca chillando arremolineandose intentando confundirla, Vhagar ya había visto esto, a diferencia de aquel pequeño dragón, Caraxes era grande.

El rugido de Vhagar resonó en el cielo con un fuerte estruendo y siguió a Caraxes volando despacio, casi parecía un baile de dragones moviéndose con gracia por el cielo.

Daemon desenvaionó a Darksister y la espada brilló con los rayos del sol. Aemond lo imitó un poco confundido ¿Porqué necesitaban espadas? Si estaban a metros de distancia.

Fue cuando Caraxes intentó morder a Vhagar pero ella fue rápida y desvío el movimiento a penas por un poco. Rugieron el uno a otro mientras se abalanzaban y sus enormes cuerpos chocaban bruscamente, sus garras salieron a flote intentando dañarse con ellas, Caraxes fue quien sacó la primera sangre de la enorme dragona cortando su pecho no tan profundamente.

Vhagar rugió molesta y se abalanzó hacia Caraxes mordiendo su ala a penas la punta arrancandole un pedazo, el dragón rojo chillo lastimero y golpeó con su cola la cabeza de Vhagar. Caraxes exhaló fuego de sus fauses y quemaron brevemente el ala de Vhagar.

La dragona gruñó e intentó morder a su oponente por el cuello o simplemente desgarrarlo con sus dientes como había hecho con los pequeños dragones.

Pero Caraxes era escurridizo.

El dragón rojo voló cerca pero sin estar lo suficientemente cerca para que Vhagar pudiera tomar otra parte de él.

Aemond no comprendía porque su dragona simplemente no lo atacaba directamente, aún se resistía a pesar que el dragón la había atacado primero.

Bailaron en el cielo hasta que el sol parecía comenzar a ocultarse, Daemon al igual estaba molesto porque Caraxes simplemente no tomaba a la dragona.

- Quiero que sepas, que Rhaenys, Baela y Rhaena murieron por tu culpa - dijo Aemond.

Daemon lo miró.

Y Vhagar atacó tomando el ala de Caraxes finalmente, el dragón rojo chilló y buscó a Vhagar tomando su cuello con sus dientes, apretandose a su alrededor como una serpiente sin querer soltarla.

Vhagar gruñó cuando la sangre brotó de su cuello.

Ambos dragones estaban entrelazados juntos, unidos con sus mandíbulas sin querer soltarse.

Daemon se quitó las cuerdas que lo mantenían seguro a la silla corriendo el riesgo de caer en cualquier momento por los movimientos de Caraxes intentando liberarse y aferrándose más a la dragona.

Aemond se aferró a la silla mientras Vhagar intentaba liberarse del agarre del dragón rojo moviéndose pero solo hacía que Caraxes hundiera más sus dientes en la carne de su cuello.

Caraxes a penas mantenía su vuelo con una ala mientras se aferraba a Vhagar para no caer, desde esta altura su caía sería una muerte segura sobre todo porque su ala estaba rasgada sangrando.

Daemon se levantó en su silla sosteniéndose un poco de las cuerdas tambaleándose de un lado a otro junto a su dragón. Aemond frunció el ceño y apretó a Darkfire en su puño.

- Prometí que te mataría - dijo Daemon tomándo su espada fuertemente.

- Inténtalo - dijo Aemond.

Vhagar chilló cuando Caraxes arrancó un pedazo de piel liberándola pero no por mucho, cuando desgarró su cuello se aferró a los huesos, Vhagar perdía vuelo y su pulso se volvía más lento mientras se desangraba.

Fue entonces cuando comenzaron a caer, ninguno de los dragones había soltado al otro y no tenían la intención de hacerlo. Aemond no se dio cuenta cuando Daemon ya no estaba en la silla de Caraxes si no que había saltado la distancia que los separaba con Darksister en la mano dispuesto a clavarsela.

Aemond sintió el fuerte dolor en su ojo bueno, el dolor lo hizo gritar y con su último aliento de vida sintió como su espada atravesaba la carne de su agresor y su grito fue lo último que escuchó cuando todo se volvió negro.

Ambos dragones junto a sus jinetes se hundieron en el agua tiñendola de rojo sangre. El enorme cuerpo de Vhagar junto a Aemond y Daemon se hundió en lo más profundo del Ojo de los dioses.

Caraxes aún estaba vivo y se arrastró a la orilla sin un ala mientras sangraba, su jinete ya no estaba sobre él y pudo sentir su lazo roto, Daemon había muerto.

El dragón rojo murió minutos después, el desgarro de su ala y sus múltiples heridas ocasionaron demasiada perdida de sangre.

De esa forma terminó el reinado de Aemond Targaryen junto a su consorte real Daemon Targaryen, ambos hombres eran intocables únicamente ellos mismos serían los causantes de sus propias muertes y así fue como la profecía de Alys River se hizo realidad. Aemond murió por la mano de Daemon Targaryen.

Dragon's Blood (Daemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora