Capítulo 2

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Al siguiente día, la noticia de que Viserys Targaryen había muerto estaba por todo el castillo, su madre se había encerrado en sus aposentos llorando la muerte de su esposo, su hermana estaba paranoica y Aegon únicamente se dedicó a beber alcohol, Aemond supuso que cada quien lidiaba con el duelo a su manera, él por ejemplo, no sentía nada, su padre casi no le dedicó tiempo siempre estaba enfermo y no lo culpaba, pero no podía evitar no sentir nada por su muerte.

Los señores del concejo estaban planeando la coronación de Rhaenyra aunque el Rey aún no había sido quemado, quizás no todos estaban deacuerdo con que la chica fuera reina pero algunos si, de todas maneras era la primogénita de Viserys.

Aemond se dirigió a donde su madre estaba y ella le susurró - Tu padre quería que Aegon fuera rey.

Aemond se rió de esto, debe ser una mala broma.

- Él no puede ser Rey, es un estúpido alcohólico que lo único que le interesa es follar coños y engendrar bastardos por doquier - gruñó cuando una mano se estampó con su mejilla.

- ¿Cómo puedes hablar así de tu hermano? - Alicent susurró con lágrimas en los ojos. - Él será rey, más te vale que estés de nuestro lado.

Alicent se tomó el vestido y salió de la habitación dando un fuerte portazo.

Aemond sabía que Aegon sería un Rey bastante patético, incluso Rhaenyra sería una mejor gobernante antes que su hermano pero tampoco quería que ella se sentara en el trono de hierro. Odiaba a su hermana porque ella siempre tenía lo que deseaba, su padre y madre siempre la amaron hasta la muerte, era la heredera al trono, futura reina, tenía hijos que fueron declarados legítimos príncipes aunque fueran bastardos, siempre tuvo los amantes que deseo y sobre todo ahora tenía a Daemon Targaryen como esposo y futuro rey consorte.

En cambio él, de lo único que estaba orgulloso de tener era a Vhagar, ningún dragón se comparaba al suyo. Sin embargo, sus padres nunca lo quisieron, era un segundo hijo que jamás tendría la corona, no tenía hijos, ni una esposa, ni su ojo izquierdo y aunque fuese hijo legítimo del rey, siempre estaría bajo la sobra de su hermano, pero nunca había deseado tanto como ahora desea y codicia a su tío.

Mientras su hermanastra estaba en Dragonstone con su familia, todos se apresuraron a coronar a Aegon como Rey, el idiota se alzaba frente a todos mientras todos lo alababan por únicamente tener la corona del rey. Nadie se dio cuenta hasta que la dragona Meleys saltó sobre los hombres y mujeres que lo adoraban, Aemond por un momento se sintió alegre de que algo interesante surgiera de todo esto.

Meleys rugió hacia ellos, todos creyeron que serían carbonizados por la dragona pero la princesa Rhaenys simplemente se dio la vuelta y emprendió vuelo, seguramente a Dragonstone.

Alicent miró con horror todo - La guerra se avecina. - susurró pero Aemond escuchó perfectamente.

Llamó a Vhagar y la dragona pronto estuvo volando cerca, ella a diferencia de los otros dragones, tenía un nido lejos de Desembarco del Rey, al ser tan grande necesitaba mucho más espacio.

- Aemond  - Le regañó su madre. - ¿Qué piensas hacer?

- Arreglar todas tus estúpideces - dijo alejándose.

Alicent jadeó horrorizada por el vocabulario de su hijo.

Salió de la ciudad y Vhagar aterrizó cerca para poder ser montada y así fue, cuando ambos estuvieron listos, la dragona alzó sus alas y pronto estuvieron en el aire.  Aemond le había dado bastante tiempo a Rhaenys así que debería de estar casi llegando a Dragonstone al ser la dragona más rápida de todos.

Tardó un poco en cruzar el mar pero en ningún momento se topó con Meleys y su jinete, así que rodeo la isla y aterrizaron en el lugar más lejano del castillo, con suerte y nadie abría visto a Vhagar gracias a las nubes oscuras que se cernían sobre la isla.

Dejó a Vhagar y caminó en silencio aferrándose a su espada y su capa negra, para su suerte no había nadie al rededor hasta que un rugido casi chillido hizo que volteara hacia el cielo, ahí estaba Caraxes y su jinete, mierda.

Caraxes aterrizó cerca y Daemon bajó de inmediato. - Sobrino ¿a que se debe tu presencia? ¿Tu madre te a enviado a quemar todo Dragonstone?

Aemond supuso que ya sabían lo que había ocurrido gracias a Rhaenys así que negó - Vengo con una propuesta, para ti querido tío.

Daemon entrecerró los ojos - Te escucho.

- Como ya sabes, Aegon fue coronado Rey, pronto Otto Hightower comenzará a susurrar en su odio, planea asesinar a Rhaenyra, a sus hijos y a ti por supuesto, para evitar que una rebelión se levante en contra de mi hermano y su estúpido reinado, tienen muchos aliados, ejércitos grandes, no les conviene esto.

- Tenemos dragones - dice de inmediato Daemon.

- Dragones jóvenes e inexpertos, yo tengo a Vhagar.  - dice con suficiencia. - Mi propuesta es que me ayudes a derrocar a mi hermano para que yo me convierta en Rey y tu vengas conmigo a casa, a cambio dejaré en paz a Rhaenyra y sus hijos, paz en nuestros reinos.

- ¿Porqué iría contigo? - dijo Daemon  sin entender.

- Porque te deseo, deseo que estés a mi lado y no al lado de... ella. - dice con asco las últimas palabras. - Te deseo en muchas formas, deseo tu toque, tus labios, todo, tío.

Daemon sonrió - Lo presentía Aemond, pero debo declinar tu amable propuesta, mi lealtad está con Rhaenyra y siempre será así.

Aemond sonrió  - Tenía la corazonada de que dirías eso, pero tenía que preguntarte antes de continuar, estamos en bandos diferentes me temo decir.

Daemon sonrió y se acercó lo suficiente para poder sentir el aliento del contrario. Aemond sintió como su respiración se atascaba al mirar a Daemon tan cerca suyo, unos centímetros más y sus labios podrían tocarse - Dime sobrino ¿que me impide matarte aquí mismo?

- Vhagar te mataría a ti y a tu dragón antes de que puedas irte - advirtió.

Daemon sonrió y levantó su pulgar para acariciar la barbilla y los labios del menor - Eres tan bonito como para morir, vete antes de que sea demasiado tarde. - Con eso se alejó y comenzó a caminar de regreso a Caraxes. - Y no te preocupes, no le diré a nadie lo que pasó aquí.

Aemond por fin pudo respirar, no se había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración, sintió que sus mejillas ardían y se aferró nuevamente a su capucha volviendo a Vhagar.

Aemond subió a Vhagar y se elevaron en el cielo, se sentía satisfecho en cierto modo, advirtió a Daemon de lo que se avecinaba y al no aceptar sus términos, tendrían que ir a la guerra, lástima que no pudiesen evitar esto gracias al amor que su tío le tiene a Rhaenyra.

Dragon's Blood (Daemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora