En caso de que algo me pase || Hyunlix

VIII

Felix

30 de diciembre, 2022

— ¿Estás seguro que no quieres venir conmigo? —preguntó Changbin mirándome fijamente.

— Está bien, Bin. Tú disfruta de un tiempo a solas con tu familia —dije dedicándole una leve sonrisa.

— No me agrada la idea de que te quedes solo en estas fechas.

— Estaré bien, Bin, te lo aseguro.

— Si es lo que quieres hacer, está bien, no te forzaré a nada —realizó una pequeña pausa antes de volver a hablar.

— Ya debo irme —dijo mientras depositaba un suave beso en la comisura de mis labios.

— Cuídate, cariño. —dije para ahora ser yo quien le daba un beso en los labios— Llámame cuando llegues, ¿sí?

— Tenlo por seguro. —dijo mientras rompía lentamente el abrazo que nos mantenía juntos.

Y mientras veía cómo Changbin atravesaba la puerta de nuestra casa, mi cuerpo lentamente empezó a notar la ausencia del calor de su abrazo. 

"Fin de año solo para mí" pensé para mis adentros. Eran recién las 7 a.m. y tenía un poco de tiempo de sobra antes de ir a la cafetería. Tomé una ducha rápida y dejé que el agua caliente relajara mi cuerpo antes de salir a las frías calles de Seúl. 

Me vestí con unos pantalones negros que tenía arrumbados en mi closet, una camisa blanca y encima un suéter color azul marino. Antes de salir de casa, tomé mi abrigo que estaba colgado en el perchero y me dirigí a la cafetería.

Por suerte el lugar no está tan alejado de mi casa y puedo llegar rápidamente caminando. Abrí el local y todavía tenía algunos minutos de sobra antes de que fuera la hora oficial de apertura. Aproveché esos minutos para hablar un poco con mi tía Jiwoo. 

— ¡Hola, tía!

— ¡Yongbok! Que bella sorpresa es escucharte —se escuchó a través de la bocina de mi celular.

—Solté una leve risa antes de hablar— Llamaba para preguntar cómo estás.

— Han sido días largos, y cada día extraño un poco más tu presencia en esta casa.

— Yo también te extraño mucho, tía.

— Te invitaría a la cena de año nuevo, pero no creo que a Junseo le agrade la idea —soltó un suspiro cansado— lo siento mucho, Lix.

— Está bien tía, no es tu culpa que no le agrade a mi tío.

Estuvimos hablando por unos cuantos momentos más antes de que tuviera que colgar para atender la cafetería.

Las horas pasaron lentamente mientras atendía esa pequeña cafetería en la esquina de una avenida de la gran ciudad. Las personas iban y venían en un ritmo bastante acelerado, algo normal para la gente de Seúl, pero algo tan distinto para mí que vengo de Byron Bay en Australia.

La hora de salida por fin llegó y por un momento pensé que ya podría ir a casa para descansar un rato, pero recordé que tenía que hacer la compra para mi cena de mañana. Agárrense Master Chef, porque los voy a destrozar con mis macarrones con queso pre-empacados.