XV

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Felix


¿Quién en su sano juicio iría a un aeropuerto sabiendo que le causa una tremenda ansiedad? Claramente alguien que no tiene suficiente amor propio como para cuidar su estabilidad mental. Pero bueno, mis traumas, mis chistes ¿okay?

Siendo honesto, me estaba cuestionando un poco mis decisiones de vida y me estaba arrepintiendo de haberle rogado a Hyunjin que me llevara en alguno de sus viajes, porque honestamente, ahora mismo me estoy cagando de la ansiedad, y no es muy bonito que digamos.

Estuve a punto de salir corriendo a los baños para poder distraer a mi mente un rato hasta que sentí un ligero peso sobre mi pierna derecha. Cuando bajé la mirada pude notar la mano de Hyunjin dando ligeros apretones, distrayéndome instantáneamente de todo el caos de mi mente.

— ¿En qué piensas, Lix? —la voz de Hyunjin sonaba tan relajada que me ayudó a tranquilizarme un poco más.

— ¿Quieres la verdad? —Hyunjin movió su cabeza afirmativamente— Estoy nervioso por el vuelo.

— ¿Te da miedo volar?

— No precisamente, simplemente no he tocado un avión desde que llegué a Corea... eso es todo.

— Te tomaré la mano si así lo quieres, ¿de acuerdo? —solo atiné a asentir con la cabeza.

" — ¿Pero estás emocionado por conocer París?

— Definitivamente —sonreí al instante— desde siempre he querido ir allí, incluso de chico le rogaba todos los días a mis padres que nos llevaran al Disneyland de París.

— Me imaginé a un Yongbok chiquito revoloteando por la sala pidiendo un viaje a Disney —mencionó Hyunjin mientras reía por lo bajo— ¿me imagino que nunca fueron?

— Si... pero no. Fuimos a un Disneyland, sin embargo, fue el de California. Si me preguntas, un poco alejado al de Paris, pero tampoco me podía quejar, Disney es Disney.

— Cierto, cierto.

Y esa ligera distracción dio paso a que las horas restantes previas a la hora de abordar se pasaran como agua entre conversaciones y risas, haciendo que casi nos cerraran la puerta del avión y perdiéramos el vuelo.

Una vez acomodados en nuestros asientos me quedé mirando por la ventana —porque claramente le quité su lugar a Hyunjin y me adueñé de ella—, era irónico que tuviera nervios por el vuelo, pero que a su vez quisiera estar cerca de la ventana; de alguna manera me relajaba poder tener la vista para mí solo.

Y aquí estaba esa sensación tan horrible de nuevo. Estuve —nuevamente— pensando en cómo escapar de aquí y abandonar el avión para no obligarme a volar nuevamente. Aunque este vuelo fuera completamente deseado y que si hubiera fecha de retorno, no podía dejar de pensar en aquel vuelo que tomé a Corea del cual nunca volví. Siendo honesto, admiraba a Hyunjin por su fortaleza mental y poder enfrentar los aeropuertos con tanta facilidad cuando claramente no son su lugar favorito en el mundo.

Miles de pensamientos comenzaron a llenar mi mente y, en consecuencia, mi pierna comenzó a moverse como si hubiera cobrado vida propia y me fuera imposible controlarla. Hyunjin notó rápidamente que comencé a ponerme ansioso y tomó mi mano justo como me prometió hace unas horas.

— No voy a soltarte hasta que me lo pidas, ¿sí? —me regaló una sonrisa tan cálida que sentí que mi corazón se saltó un latido con esa simple acción.

Después de unos minutos las aeromozas comenzaron a dar las instrucciones de vuelo y finalmente el avión comenzó su trayecto. Sentía la adrenalina a tope y mi sentía náuseas de los nervios, pero la mano de Hyunjin logró calmar gran parte de mi ser. Cada parte de mi se hizo consciente de su agarre, y de cierta manera hizo que mi atención se enfocara en su toque y no en el despegue.

En caso de que algo me pase || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora