XI

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Jisung


Ya me encontraba fuera de la puerta del departamento, por el momento nada se veía fuera de lo normal y eso lo tomé como buena señal. Abrí la puerta lentamente antes de inspeccionar el lugar con la mirada para determinar si podía pasar con normalidad o no.

Silencio

Todo estaba alarmantemente silencioso y tranquilo. Las luces estaban apagadas, las cortinas estaban cerradas, no había música y todo estaba justo como cuando me fui hace unos días. Eso es muy raro en Hyunjin. Por lo menos era como para que hubiera escuchado música a todo volumen en las bocinas de la sala.

Pasé rápidamente por la cocina y todo se veía normal, las sobras de la cena del otro día estaban en refrigeración y los platos sucios yacían en el lavabo; porque como era de esperarse, si yo no hago los quehaceres, Hyunjin no se va a dignar a hacerlos.

Llegué a la habitación de Hyunjin, y la puerta estaba entreabierta. Empujé la puerta y la imagen de un Hyunjin tendido en su cama contemplando el techo llegó a mí. No se inmutó por mi presencia, y la única señal de vida que daba era su pecho subiendo y bajando en señal a su respiración; de ahí en más, parecía un cuerpo sin vida.

La única fuente de iluminación en ese oscuro cuarto era la lamparita de noche que Hyunjin se negó a desechar cuando se mudó conmigo. Prendí la luz de la recámara y solo pude escuchar un quejido de su parte; es su culpa por no notar mi presencia.

— ¡Ah! ¿qué ching...?

— Sin groserías, Hyunjin. —lo interrumpí— Hola a ti también.

Una vez con la luz iluminando la totalidad del cuarto, pude ver que pareciese que hubo una tercera guerra mundial en estas cuatro paredes. Había cuatro tazas de café sin contenido en el escritorio, había platos y cubiertos por doquier, alrededor de Hyunjin había un desastre artístico, y no pude no notar que a su lado había un paquete de galletas abierto y sin terminar.

— Veo que estuviste ocupado. —empecé de nuevo mientras admiraba su sketchbook abierto en un boceto de un huevo, aparentemente.

— Quería pasar el tiempo —soltó con ligereza— ¿qué haces aquí tan temprano?

— ¿Temprano? —dije un poco incrédulo— Hyunjin, es 2 de enero por la noche, ¿cómo que temprano?

Juro que Hyunjin perdería su propia cabeza si no la tuviera pegada a su cuerpo, a veces me pregunto cómo es que sigue vivo.

— Oh... no lo noté.

— ¿Por lo menos has comido comida real? ¿o solo has sobrevivido a base de galletas mientras no estuve?

No respondió y se quedó en silencio. Ahí estuvo mi respuesta.

— Te regañaría por tu imprudencia, pero me interesa más el chisme —me senté al borde de la cama— ¿qué pasó con Felix?

— ¿A qué te refieres? —nunca me voy a cansar de ver su cara de confusión, es muy gracioso verlo así.

— Hyunjin... no me quieras ver la cara de menso. Sé que pasó algo.

— ¿Qué quieres que te diga? ¿quieres que te diga que seguramente se fue a coger con su novio?

— ¡Hey! bájale a tu humor. Y no, no me refiero a eso. ¿Hablaron?

— ¿Hablar de qué?

Ya estaba perdiendo la paciencia, Hyunjin es tan obstinado que a veces me pregunto cómo es que sigo siendo su amigo.

En caso de que algo me pase || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora