ESPECIAL: 200 AÑOS (Parte 2 y final | +18)

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Disclaimer: s*xo explícito, si no es de tu agrado... rolando.

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María ya estaba de camino a su casa después de cantarle las mañanitas a su madrecita, eran cerca de las 2:30 de la madrugada, pero, a pesar de todas las actividades que realizó en el día, no se sentía para nada cansada. Ir a la basílica siempre la recargaba de energía y no se creía capaz de dormir en la absoluto, así que desde su celular comenzó a firmar algunos documentos y a leer otro par de actas gubernamentales. Matar el tiempo adelantando trabajo, incluso desde el camino, no era mala alternativa.

Después de un rato el conductor la dejó frente a su hogar y María le pagó por sus servicios, entró y cerró la puerta con llave, dejando su bolsa y sus llaves en la mesa junto a la puerta.

-¡Ya llegué, Chiquis! ¿Extrañaste mucho a mamit...?

Su cuerpo de puso en alerta inmediatamente. Algo estaba fuera de lugar.

Todas las luces en su casa estaban apagadas, con excepción de unas lámparas decorativas que ella jamás encendía, además un hedor de comida recién hecha podía percibirse sutil desde la cocina y, cuando creyó que su corazón no podía latir más rápido, un crujido suave provino debajo de su bota al dar un paso. Entrecerrando los ojos por la relativa oscuridad, María se dio cuenta de que lo que pisaba eran pétalos rojos que hacían un caminito hacia el interior de su casa y se perdían por el pasillo.  

-¿Qué chingados es esto?- murmuró para sí misma con una fuerte opresión en el pecho.

Primero había pensado en allanadores y se alertó, aunque al oler la comida se imaginó que quizá Guatemala había entrado nuevamente sin permiso, pero luego estaban esos pétalos en el suelo y de plano ya nada tenía sentido. Además ¿Dónde fregados estaba su perrito? Él no dejaba pasar a nadie sin antes atacarlo.

El estómago de María dio un tirón ¿Y si Chiquis se había escapado cuando entró quien sea que adornó su casa tan... tan...? ¿Tan cómo? ¿Cómo fregados se supone que debía interpretar las tenues luces cálidas de las lámparas, la comida recién hecha o el camino de rosas? ¡Y a las 2:30 de la madrugada! 

María se remangó el suéter y se quitó silenciosamente sus botas, una alzándola como arma y la otra cargándola como munición extra. Apretó bien su mandíbula para que su respiración alterada no se escuchara mucho mientras caminaba de puntitas hacia la cocina. Lo más preocupante de todo es que en la casa no había ni un solo ruido. Al entrar el olor se hizo más fuerte, se podía percibir carne asada y se veían pedazos de jitomates y chiles en la mesa de cortar. Cuando pasó su mano por la estufa la notó tibia y, en el lavatrastes (que ella había dejado impoluto) había una nueva montaña de utensilios para lavar.

Eso la enfurecido de sobremanera, ahora ya no le importaba mucho quién se había metido a su hogar, sino en qué momento lo encontraría para madrearlo por no limpiar su lugar de trabajo, aunque seguía sin aparecer nadie. Salió de la cocina y retomó el camino de rosas, creyó que se detendría en el comedor, pero enorme fue su sorpresa cuando pasó de largo el baño, la mesa y las sillas para internarse más hacia un rumbo específico... hacia su habitación.

María se detuvo de golpe, con el corazón queriéndosele salir del pecho ¿Qué demonios hacía cayendo directito en la trampa? ¡Ni de chiste daba otro paso para allá! ...al menos no sin un arma propiamente dicha. Así que dio media vuelta para dirigirse a la cocina y enfundarse algún cuchillo o algo cuando un primer ruido se escuchó desde su recámara.

Había sido como una puerta abriéndose.

Su boca se entreabrió y comenzó a exhalar pesado sin darse cuenta, podía jurar que detrás suyo la presencia de algo o alguien estaba acercándosele desde el pasillo. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral y el ambiente se volvió frío.

ONE SHOTS: AMÉRICA x MÉXICO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora