CAN'T HELP FALLING IN LOVE WITH YOU

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La miró sentada en la mesa al otro extremo de la pista de baile, ella reía y parecía iluminar con su sonrisa cada oscuro rincón de su corazón, llenándolo de gozo y una felicidad pocas veces compartida. Llevó su cigarrillo a los labios e inhaló, sonriendo sin darse cuenta, al verla inclinándose sobre el hombro de Colombia, divertida.

-Belles latinas, hon~hon- Escuchó una voz gangosa cerca de su costado derecho.

-What do you want?- Y al voltear, no se sorprendió al ver a un francés babeando por aquellas representaciones femeninas.

-Lo mismo que tú, mon amie. Una noche passionnée entre sus mestizos brazos- Él rodó los ojos con una sonrisa que poco a poco se transformó en carcajada.

-Keep dreaming- Y volvió a probar el tabaco de su cigarrillo. Paseó su mirada por la mesa que le correspondía. Era la de los Aliados, de los ganadores y liberadores de Europa... todos lucían elegantes, con sus mejores uniformes de gala, presumiendo cuántas medallas y condecoraciones en el pecho como les era posible... era la mesa de los héroes. O al menos, de los héroes capitalistas.

La URSS y sus demás seguidores se encontraban muy serios a diez mesas de distancia, mientras que las antiguas fuerzas del Eje comían a cinco mesas más allá. Porque ya habían pasado seis años desde la guerra, pero, aún así, seguían las divisiones y los resentimientos.

-Et toi? ¿Soñarás también?- Sonrió y alzó su copa de whiskey de la mesa, observando al celoso francés.

-Solo recordaré- Bebió con gusto ante la mirada contrariada del europeo y luego volvió a posar su vista en la mujer que le quitaba el aliento. Bajó su copa y la detalló. Ella seguía riendo y platicando animadamente con los otros países latinos, de hecho, la mayoría de las risas en el salón provenían solo de esa mesa. Era curioso, pensó, cómo es que ellos parecían convivir sin mayor dificultad, solo disfrutando de sus bromas y albures. Así que él concibió dos posibilidades, o en verdad eran países amigos y se apoyaban en estos tiempo de Guerra Fría, o solo eran grandes actores y actrices luciéndose para no levantar sospechas o delatar el bando al que apoyaban.

Agrandó su sonrisa mientras los músicos entonaban otra pieza y varias parejas se adentraban a la pista de baile. A él le reconfortaba saber con certeza que ella lo apoyaba, a pesar de su curiosidad y  preguntas sobre la URSS, pues estaba hermosa, luciendo un vestido de un profundo y seductor color marino. Bebió de nuevo de su copa, procurando no perderla de vista por entre las personas que, al bailar, se entrometían entre ella y su mirar.

Era obvio que le sentaba mejor el rojo, pues su cálida piel parecía resaltar aquel sensual tono, por eso él se había asegurado de decirle, antes de que comenzara la cena, de qué color sería su traje... de un casi negro azul petróleo.

Y es que incluso el color de las prendas que usaban los países esa noche significaría una seria declaración... o eras comunista o capitalista. Y más valía elegir un bando, pronto.

Pero es que... incluso si ella lo hubiera ignorado y hubiera decidido ponerse un vestido rojo, cosa que no creía posible, él la hubiera admirado de igual forma, pues aquellos cabellos castaños hubieran caído con la misma soltura por su tersa espalda y finos hombros, la tela de su ropa también se hubiera acoplado tan exquisitamente a sus curvas, sus labios hubieran seguido siendo igual de carnosos e hipnóticos y sus ojos hubieran brillado con la misma intensidad con la que lo hacía ahora, al descubrirlo observándola.

Su corazón dio un hueco cuando ella lo miró, y luego brincó de emoción al atraparla mordiéndose un labio discretamente, guiñándole divertida antes de volver su atención a su mesa. Esta ocasión bebió porque sintió su boca y su garganta demasiado seca.

ONE SHOTS: AMÉRICA x MÉXICO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora