El suave golpeteo de la punta del tacón de aquella joven trigueña resonaba en el piso marmolado, sus suspiros eran los únicos ambientando el lugar y su mirada atenta al reloj de la pared de frente no hacía más que atestiguar el correr de los segundos, minutos, horas... rodó los ojos, de haber sabido que su dichosa sorpresa tardaría tanto, hubiera llegado a la mexicana.
-Мисс Hernández- Alzó sus castaños ojos y sonrió por inercia a la alta y rubia mujer detrás del recibidor, parada con perfecta postura y sujetando firmemente su carpeta de archivos. La joven volvió a confirmar que no se encontraba en casa cuando lo único que le devolvieron, fue una mirada seria. -Ya es hora.
Estiró sus piernas y acomodó su bolso mientras se incorporaba, aún sonriente.
-Gracias, qué linda- Y pasó de largo a la confundida organizadora rusa.
Elevó su barbilla, tratando de hacer notar los diez centímetros que sus tacones dorados le otorgaban a su metro cincuenta y ocho de altura, pero no le fue suficiente, pues al llegar a la puerta, lo único que vio de los guardias que la flaqueaban, eran las medallas decorando sus pechos.
-Ejem... hola, me dijeron que ya podía pasar- Los hombres, sin embargo, no se inmutaron ni un centímetro. -Eh... ¿Priwét?
-Creo que la palabra que buscas...- La trigueña dio un pequeño respingo cuando una grave y queda voz apareció detrás de ella. -es Здравствуйте.
Volteó y alzó una feliz mirada hacia el alto uniformado que la observaba con una ligera curvatura de labios tras su gruesa bufanda. Si a los guardias les llegaba a la altura del pecho, a aquella nación apenas le rebasaba la mitad del cuerpo.
-Hola Iván.
-Masha- Rusia se inclinó y tomó con delicadeza la pequeña mano de la mexicana. Ella miró a los solados, un poco nerviosa de que estuvieran allí observándolos, pero luego fijó la mirada en aquellos orbes violáceos. -Bienvenida.
Se sintió sonrojar ligeramente cuando un beso gélido fue depositado en el dorso de su mano y luego ambos voltearon hacia la entrada flaqueada por esos otros dos rusos uniformados, quienes abrieron con tan solo un grácil movimiento.
Al entrar a la sala un enorme reflector la deslumbró, impidiéndole ver la dichosa "sorpresa" que había planeado Rusia para el final de su visita diplomática. Escuchó aplausos haciendo eco por una sala que sonaba grande y repleta de mucha gente... a pesar de no poder ver bien gracias a la luz que aún resaltaba su presencia, no dudó en sonreír.
-¡La Мисс Hernández! Representante de Meksika y el ¡Мистер Braginski! Representante de Rusia- los aplausos se aminoraron en medida que ellos dos avanzaron saludando hacia un lugar al que Iván la conducía.
María, al poder ver mejor sin el reflector encima, fue consiente del lugar en el que se encontraba, lucía como un estudio de televisión fusionado con un restaurante con escenario para conciertos. Se extrañó un poco ante tal peculiar locación, pero tomó asiento felizmente en la mesa principal, al lado de su compañero ruso.
-¿Está es mi sorpresa?- sonriente, se acomodó mejor en su asiento y colocó su bolso en un banquito especial para ello. Volteó hacia Iván y éste, escondiendo otra sonrisa tras su bufanda, negó con la cabeza. -Porque está muy linda.
-Es solo una parte- ella frunció el entrecejo mientras que el señor que los había presentado hablaba de nuevo frente al público, en el escenario. En ese momento María se arrepintió de no haber tomado aquel curso de ruso básico que su Embajador le había recomendado. Se inclinó hacia su amigo y, sin quitarle la vista a las cortinas tras el presentador, le preguntó quedamente.
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ONE SHOTS: AMÉRICA x MÉXICO.
FanfictieVale, vale... aquí encontrarán de todo, One-Shots de romance, odio, historia, celos, lemon, comedia, guerra... pero todos serán de una de mis parejas favoritas: Ame-mex. Por tanto, ellos serán los protagonistas, pero no por ello serán los únicos en...