Espalda

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Solohabía querido callarlo y terminaron en eso. Aunque le disgustaba que se hubieraido

Los próximos encuentros no fueron distintos al primero. Comenzaban con besos tranquilos, pero a medida que avanzaban se tornaban más y más pasionales como la vez de la competencia. El encuentro actual no era diferente... Salvo por algo.

– AH...- cuando sintió los labios sobre su cuello sabía lo que pasaría- Espera... Espera...- y tuvo que usar algo de fuerza para apartarlo- No... No muerdas... Me dejas marcas...

– ¿Y por qué es un problema ahora? – Verlo así, con el cabello desarreglado y como frustrado lo encendía. Le dio unos besos en los labios mordiéndolos suavemente.

– Porque hace un maldito calor...- se quejó entre los besos, aunque al ver que pronto no podría hablar le tapó la boca con una mano- Déjame hablar maldita sea ¿Quién podría hablar tu lengua dentro? Solo...Deja mi cuello en paz.

La última vez había terminado con una marca bastante visible de dientes y había tenido que recurrir a otro peinado para poder ocultarlo. Aunque el clima actual no era en absoluto apto para volver a hacerlo. Lan Xichen aprovechó para besar la mano y retirarla mientras lo miraba. Así que.... ¿solamente era cosa de no dejar marcas donde pudieran verse?

– Entonces... ¿solo el cuello debo dejar en paz?

– Si...- y al instante se arrepintió ya que sintió como aflojaban su ropa- Oye...

– Dijiste que solo el cuello- le dijo divertido descubriendo el hombro y comenzaba a besarlo ahí- así que... hoy exploraré otros lugares no visibles...

Esto simplemente era demasiado, podía sentir los labios del otro sobre su piel sin poder apartarlo. La posición en la que estaban era bastante comprometedora, además de sugerente. No solo estaban juntos en la cama, sino que además Xichen se había posicionado entre sus piernas. Sus manos estaban aferradas a las ropas del mayor... La sensación de calidez junto con los dientes sobre su piel, específicamente ya bajando hacia las clavículas le hacían saber que no se detendría. Xichen parecía tener la misión de realmente explorar otras zonas, como si siquiera comerlo y él no estaba haciendo absolutamente nada para detenerlo. Lo estaba dejando. Trataba de mantener su voz controlada, porque cada tanto alguna mordida era acompañada de la lengua lo que acarreaba que quisiera gemir. Maldito. Comenzaba a notar como un cosquilleo, un deseo que empezaba a crecer... No era ingenuo, sabía lo que estaba pasando y aún así... Contuvo nuevamente su voz al sentirlo seguir descendiendo hacia su pecho... Entonces lo golpeo una realización. Si continuaba vería las cicatrices. Las vería y seguro cambiaría como lo miraba. Cuando lo sintió que iba a descender más... Lo empujó con fuerza para apartarlo.

– ¡NO!

Lan Xichen se sorprendió un poco ante eso, por lo que le proporcionó algo de espacio respetando ese deseo. ¿Qué había pasado? Pensó que estaría bien, que estaban en la misma página. No fue sino hasta que lo vio jadeando como asustado agarrando la camisa para cubrirse completamente el pecho que su mente se iluminó. Recordó que Jiang Cheng no dejó nunca que le viera el pecho, al parecer aun no tenía la confianza para ello. No habían llegado a ese nivel.

– Esta bien...- y lo que menos quería era arruinar todo el ambiente así que volvió a darle unas caricias en el rostro y unos besos- tranquilo, no te forzaré. Todo está bien ¿sí? – y quería asegurarle que de ningún modo lo obligaría. Aunque sonaba estúpido... Si estaban ahí, así es porque le había mentido y mantenido la mentira. Pero ciertamente trataba de respetar los pocos limites que le ponían. Con pequeñas caricias y palabras suaves logró calmarlo, que se relajara un poco. Decidió proponer una alternativa.

La deuda del LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora