Encuentro

1.3K 168 39
                                    


Quizás...esa relación algo ambigua que estaba iniciando no le venía tan mal.

La siguiente oportunidad llegó al coincidir en una posada, y aprovecharon. Dijeron a los discípulos que ambos debían atender algunas cosas en privado, Jiang Cheng solo les advirtió que no se emborracharan que aun si estuvieran con resaca tendrían entrenamiento. No iba a decirles que no bebieran, pero que al menos lo hicieran con moderación. Ya en la habitación Lan Xichen lo apoyó en la mesa mientras lo besaba y deslizaba sus manos para acariciarlo.

— ¿Quién... diría que el gran... Zewu Jun no es... tan paciente? - logró decir Jiang Cheng entre besos, aunque lamentaba no poder tocar pues por la postura necesitaba las manos para apoyarse. Se mordió un poco los labios para no dejar escapar unos gemidos cuando volvió a besarlo aprovechando para usar también su lengua.

— Tú... tampoco eres tan paciente...- le recriminó divertido mientras deslizaba una mano hacia la intimidad del menor para acariciarlo, ya lo notaba completamente despierto provocándolo mucho más- Después de todo... tu fuiste quien dijo que... tenía asuntos que hablar...- le dio un mordisco en el lóbulo, ya sabía que era uno de los puntos débiles.

Cuando pudo sentir que la excitación era Jiang Cheng era más grande, Lan Xichen se apartó y se arrodilló hasta la mirada algo confundida de este. Deslizó unas manos hacia el borde del pantalón para bajarlo completamente, solo apartó un poco parte de la túnica para después tomarlo de los muslos exteriores y jalarlo un poco más al borde la mesa. El menor no podía evitar estar a merced del Lan, especialmente cuando sintió que lo tomaba con sus labios haciendo que dejara escapar un jadeo. Era la primera vez que hacía eso, últimamente se conformaban con sus manos... Y al parecer a Xichen ya no le bastaba. Para ser alguien que vivía con demasiadas reglas, y seguramente ni siquiera tenía pornografía... o había hecho esto antes, el desgraciado lo estaba haciendo bien. No solo movía su cabeza para tratar de abarcarlo completo sino también otras partes... Aunque tenía la sensación de que quería más... Necesitaba más. Sin siquiera pensarlo ni evaluarlo, colocó la mano detrás de la cabeza del Jade para impulsarlo más, para que, de poder, lo tomará más. No fue sino hasta que sintió algo rozando su mano que una parte de su mente dudo. Lan Xichen aún tenía su cinta, ciertamente... No la había tocado ¿no? Se había asegurado un poco de colocar más debajo del cabello para evitar un roce accidental... Pero no podía ver, no sabía con exactitud si el roce que sintió era el cabello o la cinta. De ser la cinta... Ese pensamiento fue cortado cuando sintió la lengua rozar algunas partes.

Lo que si le era completamente seguro que eso había hecho que el otro se decidiera aún más, no solo había comenzado a lamer ciertas zonas, sino que también cambiaba en algunos momentos la posición ya sea porque le molestaba o porque simplemente quería torturarlo. Especialmente cuando de los movimientos rápidos los cambiaba a unos más lentos pero que eran en los que juraba que llegaban hasta la parte de atrás de la garganta. El sentir esa cavidad húmeda, caliente que lo rodeaba lo estaba volviendo completamente loco. Tenía que sujetarse con su mano de la mesa o estaba completamente seguro de que terminaría en el suelo. Pocas veces lo vio apartarse para besar, lamer y dar algún mordisco en la zona antes de volver a tomarlo completo.

Su cabeza estaba completamente en blanco. No podía ni siquiera hablar... En lo único que podía pensar era que Lan Xichen prácticamente lo estaba devorando únicamente con sus labios. Y lo hacía como si su miembro fuera lo único que quería, y con una fiereza que no recordaba haber notado antes. Lo hizo hasta que simplemente ya no pudo más y antes que siquiera pudiera advertir terminó liberándose completamente en la boca de su acompañante quien más allá de echarse para atrás, solo apretó un poco más sus manos y lo aceptó todo llegando a tragar.

La deuda del LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora