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08

Neteyam despertó bastante tarde, al darse cuenta de que su hermano había salido simplemente pensó que debía estar en alguna parte con Tsireya.

Salió a caminar un rato, no tenía ganas de quedarse acostado todo el día. Había sentido cierta conexión con Ao'nung el día anterior, era obvio que si no fuera por el odio sin sentido del otro hacia él podrían ser grandes amigos. Había dado un paso con la caminata de la noche anterior, seguramente llegarían a acercarse en cuestión de días después de aquello. O eso pensaba.

Al salir y caminar un poco fue saludado por Tsireya y tuk, supuso que entonces Kiri y Lo'ak habían salido juntos. Una situación desastrosa pues los dos no podían ser dejados juntos sin alguien que pudiera intervenir. Peleaban por la más mínima cosa, Kiri podría decir que el cielo era azul y Lo'ak solo para llevarle la contraria diría que era Rojo.

Para evitar un asesinato se apresuró a buscarlos, no tardó demasiado en encontrarlos. Aunque bueno... la imagen que estaba frente a sus ojos no era la que imaginaba.

Ao'nung tenía agarrado a lo'ak de las trenzas y viceversa mientras que estaban tirados en la arena. Los amigos del metkayina miraban entre risas mientras kiri le gritaba a su hermano menor para que detuviera aquella estupidez. El mayor de los sully corrió hasta llegar con el grupo. Tomó el brazo de Lo'ak obligándolo a soltar el cabello del de tez clara. Este al verlo hizo lo mismo con el cabello del menor.

— ¡¿Estás loco, lo'ak?! ¿sabes lo que hará nuestro padre si se entera de esto? —. El menor lo miraba a los ojos, su mirada transmitía solo ira, ni una pizca de vergüenza.

— estaban molestando a Kiri, ¿qué esperabas que hiciera? ¿que me quedara parado solo viendo? no soy tú, no voy a seguir todas las cosas que dice papá si eso significa dejar que lastimen a otros. — Neteyam sintió un dolor en su pecho con cada frase dicha.

— me puedes explicar esto luego, por ahora vayamonos. — le hizo un gesto a Kiri para que se acercara, esta fue rápidamente a su lado. — vayan yendo, me gustaría quedarme un momento.

El menor se fue de mala gana y kiri; ella solo quería irse lo más pronto posible. Neteyam se acercó al grupo.

— uhh, ¿ahora tú tamb-...? — Ao'nung detuvo las palabras de Rotxo.

— ¿Qué quieres decir, arándano? — lo miró de forma burlesca.

— puedes meterte todo lo que quieras conmigo, no me importa. Pero deja a mis hermanos en paz. — A este punto Neteyam estaba tan cerca de la cara del metkayina que podía sentir su aliento.

— ¿Qué harás si no lo hago? — esta vez fue Ao'nung quien acercó su cara.

— Puedes asegurarte de que no dudaré ni un segundo en hablarlo con mi padre, el tuyo no demorara mucho en saber lo que pasó —. Sonrió altanero y sin más dejó el lugar.

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