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El cielo de Pandora se encontraba de un color azul oscuro, las olas venían con tranquilidad y el sonido del viento era apacible. Neteyam se encontraba a la orilla de aquel inmenso mar, observando como la espuma causada por las olas se acumulaba en sus pies. Jugaba con estos entre la arena mientras recordaba los regaños de su familia después de despedirse de Ao'nung y regresar al marui.

Aún le seguía doliendo su hombro, el dolor del golpe que kiri le había proporcionado seguía presente, como si no hubieran pasado tres horas y estuviera acabado de hacer. Tocó la zona y se rió entre dientes, recordaba la cara de indignación de Lo'ak y las risas de Tuk al fondo.

"Solías decirme todo, ¿a donde has estado yendo?"

"¡Me tenías preocupada, deja de escabullirte por las tardes! ¡Ni siquiera sé a donde vas!"

"¿No crees que has estado dejando tus obligaciones a un lado? No te he visto entrenar por semanas"

Quejas como esas e incluso más había recibido al llegar a su hogar, cosas que lo habían hecho pensar.

¿Hasta cuando estaría escondiendo lo que tiene con Ao'nung? ¿Hasta que los vayan encontrando poco a poco y de alguna manera tengan la obligación de admitirlo?

No quería que fuera de aquella manera. De verdad esperaba que llegara el momento en el que se abrieran enfrente de sus padres por cuenta propia, que se sintieran lo suficientemente listos para gritar su amor a todo el mundo. Pero no era tan fácil...

— ¡Arándano! —Escuchó una voz enfrente de él. Ao'nung sonreía a la distancia mientras que su ilu daba vueltas en su lugar anunciando su llegada. Estaba tan metido en sus pensamientos que no había escuchado los sonidos agudos que el animal emitía o el agua que caía en su piel gracias al movimiento de este.

—Nung. — Dijo en forma de un suspiro y sonrió con los labios cerrados. Las cejas de Ao'nung se curvearon y miró consternado a la cara del de tez más oscura.

Se acercó y se sentó a su lado aún con el agua escurriendo de sus piernas. Pasó una de sus manos por la mejilla del mayor y preguntó con sus ojos lo que su boca anhelaba.

— no te preocupes, solo son pensamientos tontos. — Neteyam acarició su mano y la tomó para luego proporcionar un beso en el dorso.

— nada que te haga sentir abatido es tonto, tienes permitido ser débil al lado mío. — la mirada amorosa del metkayina no se apartó de los ojos del contrario.

Los ojos de Neteyam se aguaron en cuestión de segundo al escuchar la última frase y pegó sus frentes, permitiéndose cerrar los ojos y suspirar.

— Dime, nung ¿Cómo les diremos que estamos juntos? — aún mantenían su posición. — No quiero decepcionar a mis padres, pero de ninguna manera pienso dejarte. — Neteyam escondió su cara en el cuello del menor.

Ao'nung empezó a acariciar su cabeza.

— ¿eso es lo que te tiene preocupado, mi príncipe? — Ao'nung soltó una risita aunque por dentro estaba igual de asustado que el omaticaya. — cuando llegue el momento les diremos y ya sea que se enteren por nosotros, o por alguien más, nos tenemos el uno al otro, ¿cierto? — se separó para poder ver su rostro, el mayor se encontraba con un puchero en sus labios.

— no sé qué haría sin ti. — dijo Neteyam con un nudo en la garganta.

— y yo no sé qué haría sin ti, mi poderoso guerrero. — proporcionó un beso en sus labios qué poco a poco fue aumentando en duración.

Se quedaron en la orilla de la playa compartiendo caricias y palabras dulces, era inevitable pensar en el futuro. Pero mientras tanto, solo quedaba aprovechar su tiempo juntos.

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