Capítulo 19.

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Pasados 10 minutos Dumbledore nos dio indicaciones para que los alumnos restantes comenzáramos a dirigirnos a las afueras de Hogwarts. Salí con el resto de la familia Weasley, ya que el padre de Cedric se había ido caminando rápido con su esposa pisándole los talones.

El aire era frío que de inmediato mi cuerpo empezó a temblar más y extrañé el calor que emanaba el gran comedor, inhale y exhale, sentí la mirada de Bill en mí e intenté no mirarlo, Todo va a salir bien, tranquilizate, me dije a misma, pero sentía que algo no estaba bien, sentí que en cualquier momento me desmayaría, el estrés me estaba matando o sentía morirme.

—¿Tienes frío, Lyra? —Ginny se acercó a mi lado, ni siquiera me permitió contestarle porque ella ya le estaba pidiendo su chamarra a Bill.— Préstale tu chamarra Bill. —Dijo inocentemente.

Bill estaba a nada de quitársela cuando lo interrumpí. —No es necesario, son los nervios, solo eso. —Le aseguré y él me miró con preocupación.

Bill me ofreció su brazo. —Parece que te vas a desmayar en cualquier momento. —dijo suavemente.

Tragué saliva y acepte su brazo, seguimos caminando hasta llegar al campo de Quidditch, en el centro había un laberinto de puros setos altos, comenzamos a subir las gradas al nivel donde se encontraba su familia, yo quedando del lado de las escaleras, ni siquiera pude soltar su brazo una vez ya sentados, sentía cierta seguridad a su lado en esos momentos.

—Todo va a estar bien. —Me susurró Bill Weasley y apretó mi mano aún en su brazo.

Voltee a mirarlo sus ojos por unos minutos me hipnotizaron y realmente creí que todo iría bien, de pronto Ginny se aclaró la garganta y mi mirada dejó la suya al igual que mi mano en su brazo. Las gradas se fueron llenando con alumnos de Hogwarts, Durmstrang y Beauxbatons, profesores y los familiares de los cuatro campeones.

Bagman mantuvo su varita en la garganta y comenzó a hablar haciendo que se escuchara en toda la tribuna.

—¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: empatados en el primer puesto, con ochenta y cinco puntos cada uno... ¡El señor Cedric Diggory y el señor Harry Potter, ambos del colegio Hogwarts! —La mirada de Cedric y la mía se encontraron, él me sonrió, trate de hacer lo mismo, y entre labios me dijo que me amaba. Los aplausos provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del bosque prohibido y se perdieran en el cielo cada vez más oscuro— En segundo lugar, con ochenta puntos, ¡el señor Viktor Krum, del Instituto Durmstrang! —Más aplausos y gritos de su escuela—. Y, en tercer lugar, ¡la señorita Fleur Delacour, de la Academia Beauxbatons!

Mis manos se sentían tan frías y entumecidas que apenas si podía aplaudir como se debía.

—¡Entonces... cuando sople el silbato, entrarán Harry y Cedric! —dijo Bagman—. Tres... dos... uno...

Dio un fuerte pitido, y Harry y Cedric entraron rápidamente en el laberinto. Por segunda vez volvió a sonar el silbato e ingresó Viktor Krum. Por tercera vez sonó el silbato y ahora fue el turno de Fleur Delacour.

Mi corazón latía rápidamente, mis manos sudaban y comenzó a dolerme la cabeza, sentía de vez en cuando las miradas preocupadas de los Weasleys.

—Él va a estar bien cariño. —Me afirmaba la señora Weasley.

Asentí mientras mi vista seguía enfocada dónde mi amigo y los demás campeones habían desaparecido, entre más pasaron los minutos más sentía las miradas preocupadas de los Weasleys como si quisieran saber que pasaba por mi mente, por qué todo esto me afectaba tanto.

Solo es un presentimiento. [Bill Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora