Capítulo 4

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El señor Weasley nos despertó a todos al día siguiente, al abrir mis ojos me di cuenta que Cedric ya no se encontraba a mi lado, Ginny me comentó que su padre lo recogió en la madrugada no quiso despertarme, ya que a veces me resulta difícil volver a dormirme, sufro de pesadillas, me cambié mi pijama por unos pants grises y una blusa de manga larga, unas botas, cepille mi cabello aplacando los nudos que me había dejado la almohada, alcé mis cosas que había traído conmigo y salí de la habitación que compartía con las chicas, mi madre ya se encontraba ahí, me dio un abrazo y murmuró que todo estaba bien, realmente la desaparición de Jenna no me resultaba rara, ella solía ser así hasta en la comodidad de nuestra casa, ayudó a desmontar la tienda "mágica" en la que nos habíamos quedado este Mundial de quidditch que no había salido tan bien haciendo que los adultos se sintieran de mil maneras, alertas y conmocionados, cómo pudo suceder en las narices de Ministerio, todos lo pensaban y unos cuantos lo vocalizaba.

La fila al traslador fue una locura, todos querían dejar el campamento lo antes posible, más que nada por miedo a lo ocurrido anoche, no los culpaba, el traslador nos dejó en aquella colina cerca de la madriguera, mi madre y yo partimos a casa después de ello —tuvimos que rechazar la invitación de comida de la señora Weasley— mi madre tenía que ir directo al ministerio que estaban hechos locos por lo sucedido la noche pasada y yo no me sentía lo suficientemente cómoda quedándome con ellos, ya que quería llegar a ponerme mi pijama y posiblemente a dormir.

Mi madre se duchó y se cambió, tomó unos refrigerios y desapareció directo al ministerio. Yo, mientras tanto, me quedé todo el día en mi cama, pensando en todo lo que ocurrió, en la información que compartió o más bien que escuche de Bill y su padre. Solo cuando el sol se ocultó decidí que era tiempo de ducharme y comer algo. Sabes, estaba acostumbrada a estar sola, creo que Jérôme me lo inculcó cuando me dejaba encerrada en aquel cuarto sin luz y hambrienta —me estremecí e intente desechar rápidamente aquel recuerdo antes que mi mente volviera a aquella época— Mi madre siempre estaba en el ministerio, únicamente sus días de descanso, que eran raramente, pareciese que le encantaba más estar en su trabajo que en casa. Creo que el estar sola no era tan malo como uno pudiera pensar, nadie me recriminaba cuando mis emociones sacaban lo peor o lo mejor de mí, mi sensibilidad a veces lo veían como si fuera algo malo, soy más sensible que los demás y muchas personas no lo entendían y no les importaba hacerlo, simplemente les gustaba recriminarme por ello.

Abrí el refrigerador, había cajas de comida ya preparada que Jenna solía comprar para mí, pizza de pepperoni, Hawaiana, tres quesos apilados en la esquina superior derecha, dedos de pescado y queso, nuggets —que no sabían a nuggets—, lasaña de carne y la otra de vegetales, carne para hamburguesa y papas a la francesa apilados en el otro lado del refri. Leche en un envase de vidrio hasta la mitad, zumo de algún tipo de fruta, puede que de manzana, embutidos, quesos, verduras, resople y agarre leche, tome el pan de caja de la encimera, me hice un sandwich, me senté en la mesa escuchando solo mis pensamientos y el sonido de las manecillas del reloj: "Tic, Tac" ya marcaban las 8:30 de la noche, «¿Qué estarán haciendo los Weasleys? Cenando juntos en familia... Molly y Arthur gritando a sus hijos que ya se siente porque van a cenar, Será que tantos de ellos... ¿seria divertido convivir...? ¿Estar acompañada?», medité, la voz de Bill resonaba en mi cráneo: «Cuando perdió sus poderes...», sus ojos azul cristalino me perseguían cuando nos miró a Cedric y a mí, cerré los ojos y los apreté. "Tic Tac", resople, me levante y lavé mis platos, los deje en el escurridor, apague la luz de la cocina que había prendido en algún momento, ya que había anochecido, fui directo a mi cuarto, saqué nueva ropa de cama, preparé mis artículos de baño y me di una ducha caliente que hizo que mis músculos se relajaran, el vapor lleno todo el cuarto que tuve que pasar una mano por el espejo para poder verme, la melanina de mis ojos empeoraba o era mi imaginación, estudié, «¿era normal o yo me estaba volviendo loca?» Negué con la cabeza e inicié ejercicios de respiración.

Solo es un presentimiento. [Bill Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora