Capítulo 5.

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La lluvía era aún más fuerte cuando llegue con los tres amigos, el cielo estaba gris y las ventanas empañadas amaba este tipo de clima, a veces llegaba a relajarme que hacía que mi mente quedará en blanco.

Poco después el carrito de golosinas llegó a nuestro compartimento haciendo ver la mirada hambrienta de Harry y Ron. Este primero compró un montón de pasteles en forma de caldero que compartió con nosotros, a los pocos minutos Neville y Seamus se hicieron presentes que al verme se quedaron boquiabiertos y de vez en cuando se me quedaba viendo, la mayor parte del camino se la pasaron platicando del Mundial, mientras Hermione se leía "El libro reglamentario de hechizos, curso 4°", yo solo veía por la ventana, en algún momento la mascota de Ron se acostó en mis piernas, era un pequeño búho gris llamado Pigwidgeon, creo, mis dedos inconscientemente lo acariciaban, me sentía más relajada, a lo mejor le pediré a Jenna que me compre una mascota después de todo. En algún momento nos pusimos la túnica del colegio y el expreso de Hogwarts aminoró la marcha hasta detenerse en Hogsmeade que para ese entonces estaba completamente sombrío, la lluvia todavía no cesaba e incluso los truenos se hicieron presentes que hicieron que abrazara más al pequeño búho de Ron. Hagrid siempre nos esperaba para llevarnos al castillo, esta vez no fue la excepción.

Los pasillos de Hogwarts siempre me parecieron escalofriantes e interesantes al mismo tiempo, una familiaridad me golpeo deprisa, estaba en casa, aquí se sentía más como un hogar que en mi propia casa donde la mayoría del tiempo estaba sola, las antorchas nos alumbraban de una manera espectacular que ya no se sentía tan estremecedor, al entrar al Gran Comedor ya nos esperaba los platos de oro y copas relucientes y las 4 largas mesas de sus respectivas casa, el techo estaba muy bien iluminado que podías ver lo translúcido de los fantasmas. Tomé asiento junto a Ron, que ya me había quitado de las manos a Pigwidgeon, parecía malhumorado, tal vez por el hambre supongo.

La selección de los nuevos estudiantes dio comienzo y mi atención ahí terminó, saqué una pequeña libreta que siempre traía conmigo y comencé a dibujar el collar que Cedric y yo habíamos visto en aquella tienda muggle.

La cena había sido sabrosa que hacía querer tirarme a mi cama y dormir, caminaba hacia la sala común de Gryffindor por mi cuenta, había dejado el banquete desde hace unos minutos, muchos de los estudiantes se encontraban todavía ahí comiendo y disfrutando de la compañía, yo tendía a sentirme fuera de lugar o más bien abrumada por tantas voces que de vez en cuando me provocaba dolor de cabeza así que me iba temprano a la cama aunque a veces no podía quedarme dormida, esta vez fue lo contrarío, no hubo pesadillas, mi cuerpo se relajó bastante con la lluvia que hizo que durmiera como un bebé.

El golpeteo constante de la lluvia contra la ventana me despertó al día siguiente, mis compañeras aún dormían, muchas de ellas roncaban. Me restregué mi cara ahuyentando la somnolencia de mi cuerpo y me incorporé, decidí darme una ducha rápida, ya que el frío me calaba todo el cuerpo, me puse rápidamente el uniforme solo que en vez de la blusa blanca de la escuela decidí ponerme una de cuello de tortuga y manga larga, me abrigué bien, me senté en mi cama y me concentré en desenredar mi cabello, mi pelo ondulado eran un trabajo del que no me sentía 100 por ciento capaz de realizar todas las mañanas, siempre a mitad de camino me entraba una flojera que concluía dejándolos así y terminaba amarrándolo en media cola o una coleta, quería ponerme un gorro, pero las normas de Hogwarts no me lo permitían, comencé a acomodar mi mochila, examinando si tenía suficiente tinta y pergamino para escribir, saque mi cuaderno de dibujo —y a veces escritura— y lo metí en la bolsa de mi mochila delantera. Hermione y las otras chicas ya se estaban preparando para comenzar el primer día de clases.

—Buenos días. —Habló en voz baja para que yo solo escuchara.

—Buenos días. Al parecer llovió toda la noche. —Dije mientras intentaba hacer una conversación con ella. Era raro, no me malinterpretes, pero era la primera vez que convivimos de esta forma, los saludos silenciosos al parecer habían quedado atrás después de lo del mundial de quidditch, en mis tres años en Hogwarts nunca había compartido más que saludos silenciosos con Hermione y más que nada con todo el curso de Gryffindor, siempre me la pasa sola o con Cedric.

Solo es un presentimiento. [Bill Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora