Solo es un presentimiento. [Bill Weasley]

Capítulo 9.

—Hola Harry. —Dije a la hora de sentarme junto a él en el almuerzo el lunes, muchos alumnos de Gryffindor se encontraban alejados de Harry por los rumores que circulaban de que supuestamente había hecho trampa para poder concursar en aquel torneo.

Él me miró con sorpresa como si estuviera loca al hablarle. —¡Eh! Hola Lyra.

—Sólo quería saber si te encontrabas bien... Ya sabes, por lo ocurrido hace unos días. —Me serví un poco de chocolate caliente en una taza y la lleve a mis labios para tomar un sorbo.

—Bueno, Ron no me habla... —Frunció el ceño y tomo un poco de jugo.

—¡Oh! Lo siento... Yo no lo sabía...

—No te preocupes, todos piensan que hice trampa...

—Bueno, si te hace sentir mejor pienso que alguien lo ha hecho a propósito.

Sus ojos se abrieron de sorpresa. —¿Entonces tú si me crees cuando digo que no fui yo?

—¡Por supuesto Harry! —Él me sonrió. —Creo que sería una tonta sino, además no creo que tú seas así, los únicos que querían participar en esté torneo que eran menores de edad eran los gemelos.

Lo nuevo fue que Harry no se me despegó en todas las clases que nos tocaba ese día, lo cual se volvió a repetir hasta que se hizo costumbre, de vez en cuando Hermione o Neville se nos unía, creo que mi presencia lo hacía sentir que no estaba solo. Las semanas pasaban y podía decir que Harry Potter era mi amigo, platicamos en las comidas, en las clases, de camino a clase.

—Pensé que dejarías de hablar, Lyra. —Dijo de sopetón cuando nos encontrábamos en las afueras de Hogwarts.

—¿Por qué lo haría? — Lo cuestioné.

Se encogió de hombros. —Eres novia de un Hufflepuff, mas especifico de uno de los campeones.

Su comentario me hizo ahogarme con mi saliva. —¿Pero... —Seguí tosiendo. — qué dices?...

—¿Estás bien?— comenzó a darme palmaditas en la espalda.

—Oh por dios... No soy novia de Cedric, sólo somos amigos.

Harry se cubrió la boca de pena. —Lo siento, Lyra. Pensé que tú y él eran novios, ya sabes se les ve mucho juntos, agarrados de la mano...

Comencé a reír porque éste comenzó a hablar más deprisa de lo común. —No te preocupes Harry. —Hice un ademán con la mano. —Somos mejores amigos, Cedric y yo nos hemos conocido desde que llegué acá a Inglaterra, de hecho vive a cinco casas más adelante que la mía y pues siempre estamos en compañía del uno con el otro. Dime Harry, él no te ha dicho nada feo o se ha burlado de ti como lo hacen los otros Hufflepuff, ¿verdad?

Él negó con la cabeza. —No, las pocas veces que me lo he encontrado solo me saluda con un asentimiento con la cabeza.

Exhalé, creo que si Cedric hubiera tratado mal a Harry lo confrontaba .— ¡Qué bueno! Pero si las cosas cambian tú házmelo saber y verás que todo se arregla

Cedric y yo nos veíamos con menos frecuencia desde que fue seleccionado como uno de los campeones y como alumno de último año, nos veíamos en los pasillos o en el Gran comedor donde me daba un beso en la frente o me abrazaba y no tenía nada que ver que ahora Harry y yo fuéramos uña y mugre, era más con que se tenía que preparar por el Torneo y estudiar para sus clases, mis pesadillas seguía ahí con todo lo atemorizante en el momento en el que abro los ojos para calmarme pero en la mañana ya olvidadas.

Noviembre llego más rápido de lo que creía, las cosas entre Ron y Harry seguían iguales o peor, lo cual nunca incité al azabache a hablar sobre ello, por cierto Cedric se puso celoso por que pasaba más tiempo con Harry que con él, lo cual era absurdo ya que era él quien había decidido ponerse a entrenar unas semanas antes de que el Torneo comenzará incluso no sabiendo a qué se enfrentaría. Las clases y los deberes me mantenían despierta ya que a veces no quería ni irme a dormir por miedo a que las pesadillas regresarán y lo malo era que regresaban ahora con más frecuencias, tuve otra de las "visiones" durante esa semana cuando iba con Harry a la clase de adivinación, me hubiera caído de las escaleras de caracol si Harry no me hubiese agarrado, se preocupo preguntándome qué iba mal conmigo —que ni yo misma sabía lo que pasaba— le dije se me había olvidado desayunar ese día, lo peor es que ahora había visto a alguien acostado en el césped, miraba el cielo como si fuera lo único que le interesara... Parecía que no respiraba...