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Si después de la mañana sombría por los asomos de la lluvia entreverse en las nubes grises se perciben los magníficos rayos del Sol como un ápice de luz, las esperanzas ante la cálida idea de un día perfecto no deberían morirse por un momento que ...

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Si después de la mañana sombría por los asomos de la lluvia entreverse en las nubes grises se perciben los magníficos rayos del Sol como un ápice de luz, las esperanzas ante la cálida idea de un día perfecto no deberían morirse por un momento que parece querer llevarse todos los sueños, ilusiones y planes con las amenazas de una tormenta en la lejanía. Al igual que lo expresa constantemente el cielo con sus dualidades, mientras exista un minúscula pisca de emociones alegres y optimismo constante, siempre debemos buscar el camino hacia donde el Sol mejor pueda iluminarnos.

De alguna manera es como puede describir todo su camino hasta ese punto de su historia, donde asegura dichoso el estar junto al motivo de su felicidad compartida, de su desarrollo personal y de todos los motivos que reviven su alegría, aquella que lo aborda cada mañana apenas amanece y lo comprueba por la ventana.

Todo es perfecto. Desde el tacto de sus manos entrelazadas, de la brisa revolviendo en conjunto sus cabellos, del Sol abrazándolos por encima de las nubes, de la calma que envuelve sus corazones y de la ataraxia que resplandece en sus sonrisas sinceras como inocentes adolescentes conociendo, por primera vez, lo que es el amor.

Y Kang TaeHyun, siendo TaeHyun, sólo sabe quejarse el resto del recorrido por los rosales.

—No sabes lo mucho que estoy odiando el que estés trabajando.

—No es para tanto, Tae.

—Sí que lo es. Por fin hemos terminado el curso para tener tiempo juntos en vacaciones y tú te la pasas encerrado en esa biblioteca en la que te quieren encerrar todo el día —le dice conforme caminan por la guía de piedras, rodeados de una plena tranquilidad, siendo abrazados por el resplandor del caluroso y brillante día característico de un verano refrescante que los hizo tomar esa decisión de pasar la tarde al compás del aire fresco y libres, aunque sea un poco, del resto de la civilización.

—Sí, pues, yo no me podré quejar cuando tu estés en clases el próximo ciclo, ¿cierto?

—No es lo mismo, porque ahí no tendré ni tiempo de estar contigo.

—¿No fuiste tú quien dijo que debíamos tomar lo nuestro despacio?

—Sé que lo dije, pero tú no me lo haces sencillo, Osito.

—¿Y yo qué culpa tengo?

—Porque otra vez se me está haciendo muy complicado el poder separarme de tu lado, y es tu culpa por tener esa sonrisa tan preciosa que me hace querer verla a casa segundo del día.

Decididos a seguir disfrutando del maravilloso clima que atraviesa ese día todavía nada especial, además de poseer un hambre voraz al ningún haber probado bocado alguno en todo lo que va del día, se detienen por fin en un lugar cercano al lago, donde el césped está recién podado y la gente transcurriendo es prácticamente nula, así que paran ese recorrido que pudo bien extenderse si nunca detenían su hablar y comienzan a montar las cosas para poder comer los bocadillos que compraron en una tienda de convivencia antes de llegar al jardín urbano.

Conquistando A TaeHyun ~ ᵗᵃᵉᵍʸᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora