Capítulo veinticuatro.

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Estaba sentada dentro de mi carpa cuando llegó Henry, se acomodó a mi lado y estuvimos algunos segundos en silencio.

—Eres simpatizante—fue lo primero que dijo.

—Henry, lo lamento...

—¿Qué lamentes?

—Haberte traicionado.

Sentí su mirada a través de la oscuridad.

—No me traicionaste.

—Lo hice, serás mi compañero y yo... y yo me besé con alguien que no eres tú. Eso no esta permitido.

—Lett—Llevó sus manos a mi rostro—. ¿De verdad crees que le diría a alguien que eres simpatizante? —Negué—. ¿Entonces por qué estas tan asustada?

—Porque soy simpatizante.

Él me acercó a su pecho y me abrazó hasta que dejé de llorar. La razón por la cual Henry no actuó como los demás en el pueblo fue porque él mismo era simpatizante, y unos minutos antes vio a la chica que le gustaba besar a un superior.

Porque si, en ese momento aun no lo sabia pero pronto descubriría que Henry estaba enamorado de mí, él era simpatizante al igual que yo, igual que Ryan, igual que Cassandra y...

—Todo estará bien, Lett, nadie lo sabrá.

—¿Y los exámenes?

—Yo te protegeré de cualquiera que intente hacerte algo—Prometió.

Sus manos acariciaban mi largo cabello mientras mi rostro descansaba en su pecho, me sentía tan avergonzada y acumulaba asco por mi misma.

—¿Lo prometes? —Susurré con miedo.

—Lo prometo.

Henry era mucho mas débil que yo, un poco temeroso y muy delicado para sobrevivir como soldado. Aun así, le creí, yo confié en él y nunca me decepcionó.

—No eres la primera en desear a alguien.

—¡Claro que soy la primera! Los otros ya están muertos.

—Pues no eres tan inteligente—Golpeó mi frente—. Obvio que a alguien más le pasó, no eres la primera en trecientos años. Desear a otra persona no tiene nada de malo, no es algo que se pueda evitar y es propio del ser humano, así como es egoísta, apático y artificial, también siente deseos hacia otro.

—No quiero sentir esto, es una tortura.

—Con el tiempo pasará.

Asentí y fui yo quien lo abrazó mas fuerte. Henry siempre estuvo para mí, él era especial; Era empático, justiciero, bondadoso, honesto, bueno... Henry era la mejor persona que conocía.

—Ven, duerme conmigo—Pedí.

—¿Qué?

—Mañana te despiertas temprano y te cambias. Duerme conmigo.

Terminó asintiendo, nos acomodamos bajo las mantas y no dejamos de abrazarnos. Mi llanto había cesado.

Porque Henry me generaba calma, una que no podría lograr cuando él me faltará.

Así que él me abrazó y yo lo abracé a él.

Amor, amor, amor.

Resonó en mi cabeza cuando estaba quedándome dormida. Pensé que era una imaginación, porque fue la voz de Henry la cual se escuchó.

Amor, amor, amor.

***

Al siguiente día fue la misma rutina que los días anteriores: Cassandra, el mayor Bryan y yo nos metimos al agua.

Solo por esta nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora