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Año 1.103 Después de cristo.

Habían pasado 96 años desde la llegada de Amelia, la hermana de Lucifer, su compañía en el palacio había sido gratificante, la empecé a desear para mi hace 21 años, pues era una vampiresa sensual e inteligente, me atraía de mil formas, tenia una forma de mantenerme en la palma de su mano sin ser mi compañera destinada, su forma sumisa de mostrarse ante mi me dejaba pidiendo mas de ella, me gustaba, y por supuesto, la quería, pero no la amaba, sin embargo tenia la eternidad para aprender amar a aquella despampanante mujer que ahora se encontraba leyendo un libro desnuda a mi lado.

El día de mañana partiríamos a otro lugar, dejando atrás el reinado en Volterra, éramos nómadas, no estábamos acostumbradas a estar en un lugar encerradas tanto tiempo, sin embargo el trono jamás dejaría de pertenecernos. Y quería llevarme a  Amelia conmigo, no la dejaría aquí con Aro para que abusara de ella y su don, sabia que tanto el como Caius añoraban con deseo el regalo de la rubia,  pues esta al ser hermana de Lucifer recibió un recordatorio de este, el fuego, podía manipular el fuego a su antojo, tanto fuego invisible que podía ser capaz de quemar hasta el mismo corazón de un humano o lobo, hasta fuego real que podía ser manipulado como ella quisiese, en la cantidad de personas que ella deseara, un don poderoso que podía ser utilizado para acabar con enemigos de una forma rápida. 

- ¿Tienes listas tus pertenencias? Mañana saldremos de aquí temprano, ya no aguanto estar en este lúgubre castillo.-  Acaricie la melena de Amelia y ella me miro sonriendo.

- Por supuesto, sabes que te acompañare hasta el fin del mundo si así lo deseas cariño. - 

Ella se subió a horcajadas encima de mi y  me beso, yo le seguí el beso tomándola por las caderas y sintiendo su feminidad rozar mi abdomen, jadee a gusto y aprete sus caderas provocando que ella soltara un gemido que me dio el pase para recostarla en la cama y abrir sus piernas, el segundo round ya venia y solo quería que ella lo disfrutara, acerque mi boca a su vagina y comencé a lamerla de forma lenta y succionando sus labios vaginales para darle mas placer, Amelia solo se retorcía en la cama pidiendo mas y yo se lo daba, la di vuelta así quedando su trasero un poco elevado; Le ordene que abriera mas las piernas y levantara su trasero un poco mas quedando así en 4, acerque mis dedos a su entrada y los comencé a meter y sacar de forma dura y rápida, ella gemia como una puta desquiciada, y yo sonreía, podía no tener química amorosa con Amelia, pero el sexo que nos dábamos era asombroso y una de las razones por la que la tenia a mi lado también, sentí como su interior se fue apretando cada vez mas y ella soltó un grito con mi nombre, no demoro mucho en que yo sacara mis dedos y ella gateara a mi sonriendo de forma coqueta.

-Quieta.- Solo basto decir estas palabras para que Amelia se congelara en su lugar de forma obediente.

Tome uno de sus senos y lo acerque a mi boca para comenzar a chuparlo y morderlo, sabia que al hacer esto tendría una consecuencia, pero en estos momentos necesitaba la fidelidad de Amelia, si antes era sumisa por el lazo que se creo al yo convertirla siendo un vampiro y ella un ángel caído ahora seria mucho mas. Sentí mis encías doler y los colmillos sedientos de sangre, el placer estaba en mi a mas no poder y eso confirmaba que el lo que haría funcionaria.

- Bebe esto.- Mordí mi brazo y de el comenzó a salir sangre mas oscura que la de un humano, era casi negra, ella me miro extrañada pero al ver mis ojos, Amelia solo obedeció sin rechistar. 

Amelia bebía sin parar de mi sangre y yo sentía como llegaba al orgasmo, ver su rostro sediento y ojos tan rojos pidiendo mas y mas me hacia perder la razón, tome su cabeza y la hice seguir bebiéndola, solté un gemido suave cuando llegue a mi punto máximo de placer y sonreí mirándola. Este acto solo significaba una cosa, Amelia ya había completado su trabajo, al beber de mi sangre cualquier ser, ya sea humano o ser sobrenatural podía serme fiel y acatar mis ordenes sin protestar, era un gane y gane, yo ganaba fidelidad y sumisión de Amelia y ella ganaba protección y cariño.


Aquí dejo las memorias de Nadia y su amante mas fiel, a la cual iremos conociendo poco a poco. 



Media luna | Bella Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora