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Nadia

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Nadia.

Había decidido decirle a Bella de todo durante la luna de miel, no quería arruinar la boda, menos parte de nuestra luna de miel, por lo que cuando faltara poco para regresarnos a Forks le diría toda la verdad, a fin de cuentas traería problemas en cualquier momento que decidiera decirle, por lo que había encargado a mi hermana Ariadna de que buscara a Luzbel mientras yo estaba de luna de miel, nos mantendríamos comunicadas.

Me mire en el espejo, lucia bien, estaba vestida con un traje color negro, la corbata color burdeo hacia juego con mi camisa negra, mi cabello pelirrojo destacaba en mi traje, estaba peinado hacia atrás y suelto, me veía bien, pero los nervios no me ayudaban en nada, y estos no solamente se debía a la boda que se realizaría en una hora, también se debía a todo el drama que se había presentado en mi vida en menos de una semana, mi calmante era que por fin uniría mi vida con la de la mujer que amaba, con aquella mujer que estaba destinada a la eternidad. Camine hasta sentarme en la cama de la habitación que compartía con Bella y mire mis manos, en la mano derecha se encontraba el anillo de compromiso, sonreí al recordar el momento de como le pedí a Bella casarnos, amaba todo de ella, y solo rogaba a los dioses que porfavor todo lo que estaba pasando no me hiciera perder a aquella mujer tan especial en mi vida, sin Bella yo no podía avanzar, era un pilar fundamental en mi vida.

Por la puerta de la habitación ingreso mi padre y yo lo mire extrañada, se suponía que debía estar en la push, de hecho creía que yo era la única en la casa, puesto que me trasladaría en la moto hacia la reserva, el vestía un traje color turquesa con un moño como corbata, su cabello ruloso estaba desordenado, algo típico en el. Caín se sentó en la cama a mi lado y tomó mis manos, lo mire aún más extrañada pero no aparte mis manos, quería saber que pasaba, aunque era raro el afecto que me estaba dando en estos momentos, pues la relación que teníamos ambos no era muy cercana que digamos.

- Hace unos días que te veo afligida por algo Nadia, me gustaría que hablaras conmigo sobre eso, se que quizás no tenga aquel derecho por lo que te hice a ti y a tus hermanas, pero desde ahora quiero que me veas como alguien que te puede dar consejos, no estas sola.- Caín me sonrió y miro en dirección a la ventana.

- Realmente no has estado en todos los años que necesite de un padre, me encargue junto a Ariadna de nuestras hermanas, siempre fuimos nosotras 4 contra el mundo, mientras que solo nos veías como experimentos, te guarde rencor y odio por muchos siglos, por mil años el único sentimiento hacia ti fue odio.- Caín cerro los ojos y luego de unos segundos los abrió para mirarme directamente a los ojos.

- Lo sé, no fui el padre que ustedes necesitaron, tampoco lo fui para Adriel, me arrepiento, se que lo sabes, nunca miento, y de verdad quiero ser un padre o quizás un amigo para ti Nadia.- Solté la mano de Caín para pararme de la cama y mirar el bosque por la ventana.

- No soy como Alisson, ella puede olvidar todo y perdonarte tus errores de manera fácil, ella es una buena persona, siempre espero por ti, no la dañes, es cierto, ya no te guardo odio, pero tampoco quiero hacer como si nada paso, el tiempo lo dirá, puedes estar tranquilo, mis hijos te dirán abuelo, eres mi padre a fin de cuentas, pero para que yo te perdone por completo aún falta tiempo.-

Media luna | Bella Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora