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Nuevos

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Nuevos.

Aparque el carro y salí de este junto a Alisson; Tessa y Ariadna salían del suyo ganando miradas de los estudiantes, pude escuchar al instante como las chicas comenzaban a hablar, juzgando el vestir de Tessa, algo medieval junto a su infaltable capucha negra, y tomada de la mano de Ariadna, junto a Alisson rodamos los ojos para seguir avanzando, las cuatro caminamos al despacho del director, no estaba de ánimos como para iniciar las clases, obviamente no estaría con las chicas, éramos de edades diferentes, nunca cursamos instituto, tampoco teníamos título universitario, nuestro padre, nos había dejado una gran herencia, al ser difunto Rey de Suecia, el dinero no era dificultad para nosotras, cada siglo teníamos más y más dinero, pero esta idea de estudiar surgió de Alisson, quería sentirse normal en este muevo siglo, mil años llevábamos en este mundo y ella quería hacerlo ahora, pero como era la menor y la más protegida le dimos el gusto.

- Nos vemos en el receso, Alisson cuídate por favor.- Ariadna nos hablaba a Alisson y a mi con una mirada de advertencia, ella toco todas las clases con Tessa, algo que envidiaba.

- Si señora, usted preocupese de que no le miren a Tessa, ya e visto a varios chicos mirándola.- Le sonreí mientras lamia mis labios burlona, ella suspiró fuerte tratando de calmarse y tomando la mano de Tessa se fueron a clases.

La relación que mantenían mis hermanas mayores era enfermiza, incesto en todas su palabras, pero aquello ya no importaba cuando nosotras teníamos pase vip al infierno, si alguien miraba o le hablaba a Tessa al día siguiente su cuerpo era encontrado sin vida, y es por eso que nadie se acercaba a nosotras donde quiera que viviéramos, no me importaba, ya que los humanos eran muy metidos en la vida del otro, hasta ahora en mi milenio de vida solo había puesto mi atención en una humana, hablando románticamente, Isabella Swan captó por completo mi atención, en todas las mujeres que pasaron por mi cama ninguna causó en mi lo que aquella chica depresiva había causado, por eso terminaban muertas, les absorbía el alma luego de beber su sangre, como normalmente me alimentaba, pero Bella Swan no, con ella siento que debo protegerla, y tenerla a mi lado durante toda la eternidad.

- Ya sabes lo que dijo Ariadna, no hagas nada con aquella chica.- Alisson me miro fijamente, mis hermanas estaban al tanto de Isabella.

- Yo no haré nada, no en una secundaria llena de humanos que lo único que hacen es juzgar.- La mire aburrida.

- Se que usaste tu don para manipular la mente del director ayer y te dejara en todas las clases con la castaña hermanita, pero bueno sabes que no te delatare, eres mi favorita.- Reí un poco y dejé de caminar con Alisson dejándola fuera de su clase, ya habían unos estudiantes adentro, los hombres miraban descaradamente el trasero de mi hermana, lucia unos pantalones ajustados y eso dejaba que pensar.

Me despedí de Alisson palmeando su trasero y mirando mal a los humanos dentro del aula de clases, que asustados siguieron haciendo sus cosas, no camine mucho ya que choque con alguien que iba saliendo del baño de mujeres, iba a protestar cuando el olor la delató, Isabella estaba con la mirada perdida pidiendo perdón por su torpeza, sonreí con ternura.

- Tranquila, yo venía sin mirar, un gusto soy Nadia Montesco. - Ella levantó su cabeza para mirarme, mi metro 78 le ganaba, me llegaba hasta un poco más abajo del hombro, era adorable.

- Bella Swan, suelo ser muy torpe la mayoría de las veces, perdón por lo de recién.- Ella jugaba con las tiras de su bolso, mantenía unas pronunciadas ojeras, esta chica estaba muriendo de la tristeza, de verdad amaba a ese tarado.

- No digas eso, eres de todo menos torpe, una chica muy linda e inteligente, de eso estoy segura.- Mis palabras hicieron que sus mejillas se pusieran rojas, mi corazón comenzó a latir como loco al igual que el de ella, me agradó provocar este cambio en ella.

- Gracias.- Solo eso, no dijo más nada, podía ver como la vergüenza la consumía pero una sonrisa se asomó en su rostro y la ocultó bajando la cabeza y escondiendo su rostro en su melena.

- Voy a la clase de la señora Fish, ¿sabes donde queda la sala de Latín?.- Sabía que ella iba a la misma clase, todas las compartía con ella, menos una, Arte, Isabella no la había tomado, en vez de eso tomo literatura.

- Voy hacia allá, te llevo.-

Isabella iba a tomar su libro, Romeo y Julieta que se había caído por lo que fui más rápido y lo tomé yo entregándoselo, rodando nuestras manos el corazón de ella latió más rápido, sabía que era cuestión de tiempo para que Isabella solo pensara en mi, una de las ventajas de que una sirena o vampiro encontrara su pareja en un humano era que este le correspondía de forma inmediata los sentimientos al ser sobrenatural, Isabella solo se sentía atraída a Edward por ser el primer ser sobrenatural que conocía, una atracción física, una admiración a todo lo que ellos podían hacer, pero en poco tiempo conocería lo que éramos nosotras, otra raza, una muy diferente a los vampiros que ella conoce, no pretendía ocultarlo, pretendía convertirla, sonará egoísta, pero quería a aquella chica conmigo para siempre.

Ay Isabella, no sabes en que boca del lobo viniste a caer, la mire entrar a la sala de clases y obtuvo la mirada de varios de sus compañeros, yo los mire uno por uno, para nada amigable.

Isabella se sentó en su puesto y un chico rubio de ojos azules corrio como perro sentándose a su lado y besando su mejilla, aquello no me gustó, se notó como Bella estaba incómoda.

- ¿Puedo sentarme a tu lado? .- Le pregunté de forma amable.

- Sí. - Ella ni siquiera lo pensó y habló de forma rápida, haciéndome sonreír y mirar al chico sentado a su lado, el se paró de mala gana dandole una mirada a Isabella y se fue de aquel lugar.

- De verdad que eres hermosa Isabella.- No pretendía ocultar lo que quería decir, ella comenzó a toser fuerte y se sonrojo más aún.

- No lo soy, tu si lo eres.- Cuando termino de decir aquello bajo la mirada escondiendo su rostro, podía sentir su corazón, quería saber que pensaba, en los recuerdo que vi hace dos días en su casa pude ver que el chico vampiro no podía leer su mente, yo si podía meterme en la mente de Isabella, su escudo era inútil ante mi, otra prueba de que Isabella no fue hecha para aquel chico.

Media luna | Bella Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora