Capítulo 40

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Noah había escapado hace una hora, Ellio seguía en el cuarto de los bebés, había tenido que hacer ejercicios de respiración y tomar un té que poco efecto había hecho para calmarlo. La furia lo carcomía, su rostro seguía colorado cuál llamas del infierno, su corazón estaba dolido y los calambres en su vientre hacían que la situación empeorara.

—Te llevaré al hospital—habló Alek insistiendo nuevamente, ahora con maletas en mano para una posible estancia.

—¡No! —exclamó aun sin calmar su ira—acomodando uno de los cojines en su espalda—¡Llama a Demian antes de que ese loco de mierda cometa una estupidez!

—Lo llamaré camino al hospital—se acercó tomando de las piernas y espalda a su esposo para tomarlo cargándolo con la típica pose de princesa, aunque su príncipe azul tenía la expresión de satán recién caído del cielo.

—¡Bájame! —ordenó sin que su esposo hiciera caso.

—Los niños ya están en el auto, llamaré a Demian en el camino y te bajaré en el hospital—se apuró a llegar hasta el auto en donde estaban sus hijos esperando a sus padres.

Ellio siguió quejándose y reclamando sin pelos en la lengua, había olvidado incluso que sus cachorros iban a bordo, los cuales temblaban en un nervioso silencio, los más pequeños trataban de no llorar mientras los mayores los consolaban. Estaban sufriendo el mismo dolor de su mamá.

En cuanto llegaron al hospital el doctor atendió rápidamente a Ellio, hizo un rápido ultrasonido y con permiso del doctor revisó una posible dilatación, pero esta no se formaba, descartando un posible adelanto en el parto.

Alek había mandado a los niños a la guardería del hospital, había nodrizas de confianza y mantas para que pudieran dormir un poco, le dolía el estar lejos de sus cachorros, pero no podía dejar a Ellio solo lamentándose de dolor.

—¿Y bien? —musitó esperando lo peor.

—Los bebés están intactos—suspiró aliviado el doctor extendiendo un par de servilletas para que Ellio pudiera quitarse el gel—Lo que su esposo experimento fueron contracciones espontáneas por el estrés, pueden ser de alto riesgo, pero solo en casos extremos, gracias a Dios lo trajo a tiempo—expresó tomando sus hojas de recetario para ordenar un par de vitaminas que pudieran ayudar con el progreso de los bebés.

—¿Qué recomienda, doctor? —preguntó Alek al notar lo callado y distante que estaba su esposo sobre la camilla del hospital.

—Descansen esta noche, pueden salir en la mañana después de un último chequeo, les asignaré una habitación en donde toda su familia podrá descansar—habló sin más respirando la receta con las vitaminas y sin más, abandonó la habitación en silencio.

Alek se recostó al lado de Ellio. Había sido un día caótico y lleno de emociones para ambos, pero a diferencia de Ellio, el alfa no podía expresar tan libremente su encuentro con Liam Thatcher, el papá omega de Noah, por lo que prefirió ocupar su mente completamente en su esposo e hijos.

—¿Llamaste a Demian?—musitó el rubio sin darle la cara a su esposo.

—Lo llamaré en la mañana—susurró igual soltando un par de feromonas en una búsqueda de calmar a su omega.

—Llámalo ahora—ordenó firmemente.

—¿Cuál es la insistencia? —cuestionó ansioso.

—Los análisis de Noah dicen que está embarazado—gruñó apretando los dientes, tomando por sorpresa a su esposo—Vino a la casa con los resultados y porque quería un maldito aborto, por eso nos exaltamos y huyó de la casa.

Fire on fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora