capítulo 8

35.9K 1.6K 1K
                                    

17 de agosto de 2018

Lily casi iba corriendo hacia la salida. Su última clase se había prolongado un poco más de lo normal y ya iba tarde a casa.

Aunque, en realidad, no era eso lo que le preocupaba. Sino que iba tarde para encontrarse con Kev, que últimamente la esperaba siempre en la salida del colegio para acompañarla a la parada del autobús.

Tal como había descrito Raúl antes, ella hablaba y hablaba sobre su día y Kev solo iba a su lado escuchándola.

Probablemente era la parte favorita del día de Lily.

Solo que justo unos metros antes de llegar a la salida, escuchó que alguien la llamó desde detrás.

Se giró por instinto, ya que conocía esa voz.

—¿Adónde vas tan deprisa? —le preguntó Adrián, que había trotado para llegar más rápido a ella. Venía de su entrenamiento de fútbol, ya que todavía traía el uniforme y estaba sudado.

—Eh... Yo... —balbuceó. No quiso decirle que era para llegar con Kev o se burlaría—. Por nada. Es solo que ya me es tarde y tengo que llegar a casa.

—Te llevo —se ofreció. Y antes de que ella pudiera negarse, Adrián empezó a caminar sin esperar una respuesta.

Lily lo siguió.

—No hace falta, de verdad. Tú aún tienes tu entrenamiento y...

—El entrenamiento terminó más temprano de lo normal hoy. Y traje mi auto. Puedo llevarte a tu casa sin problema, Lily.

Ya se iban acercando a la salida. De no haber conocido nunca a Kev, a Lily le hubiera encantado esa idea. Le gustaba mucho los viajes en carro y más si eran con Adrián porque siempre tenía algo que contar y podía hacerla reír.

Solo que sí conocía a Kev. Y quería ir con él.

—Adrián, es que...

—¿Nos vamos, Lily? —preguntó una nueva voz.

Kev se encontraba recargado en la pared de la salida del colegio, justo por donde Adrián y ella habían cruzado. Ambos se detuvieron y Lily le sonrió.

—Hola, Kev —saludó.

De reojo, pudo ver la ceja alzada de Adrián.

—¿Kev? —soltó con un tono entraño. La miró a ella y luego a él, como analizando las cosas—. ¿Desde cuándo se ponen apodos? ¿De qué me he perdido?

Lily suspiró.

—Es solo un apodo —contestó—, tampoco es para tanto. Y lo que te quería decir era que...

—Que ella viene conmigo —atajó Kevin. Le dio una sonrisa de boca cerrada a Adrián e, inconscientemente, alzó una mano para tomar la mochila de Lily y cargarla él.

Ella se sonrojó y miró a Adrián, que los veía con los ojos entrecerrados.

—En realidad, él me acompaña a la parada del autobús —explicó.

—¿Y prefieres irte en autobús a que te lleve yo a tu casa?

—Eh...

—Hoy traje mi auto —intervino Kev. Miró a Lily y le dio un movimiento de cabeza para indicarle que lo siguiera—. Vamos, Liliana, yo te llevo hoy. Gracias igual, Adrián.

Entonces empezó a avanzar y Lily no tuvo más remedio que disculparse con Adrián y sonreírle nerviosamente antes de caminar detrás de Kev.

Ambos siguieron caminando y ella creyó que se habría librado de esa incómoda situación, solo que escuchó la voz de Adrián hacerse detrás de ambos:

Mi amada LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora