11 de agosto de 2018
Carlos la había estado hostigando de llamadas y mensajes los días que siguieron.
El primer mensaje no se lo contestó, así que este se alteró y siguió mandándole más y más mensajes, al punto de llegar a llamadas incluso cuando ya eran altas horas de la madrugada.
Lo que tenía Carlos con ella, era que cada vez que Lily se enteraba de una cosa insignificante sobre él, su mundo se reducía a solamente él y no prestaba atención a los demás.
Carlos había sido su persona favorita durante mucho tiempo. Él y Adrián se habían conocido en un campamento al que habían ido juntos y, por tanto, se habían hecho amigos. Ambos crecieron y siguieron en contacto y, una vez que Adrián hizo una fiesta con piscina, Lily estuvo ahí y lo conoció.
Tuvieron una conexión al instante. Carlos fue tan encantador que prácticamente ella se enamoró desde esa noche. Después él consiguió su número y empezaron a charlar hasta que él empezó a ir a su casa por las madrugadas solo a hablar.
Una noche se besaron y desde ese momento ambos decidieron que no quería separarse del otro y decidieron hacerlo oficial.
Los primeros meses fueron perfectos. Él era gracioso, amable y carismático, así como lindo y romántico, todo lo que ella quería. Pero... Lily siempre lo quiso más de lo que él a ella.
La engañó. No una. Sino varias veces. Y todas fueron mientras le decía a los ojos que ella era la mujer que amaba. Con el tiempo, eso le empezó a crear inseguridad sobre su cuerpo y sobre su persona, preguntándose si sería suficiente y por qué tuvo que hacerlo.
Le tomó mucho tiempo entender que una persona que realmente te ama no haría nada de eso jamás.
Así que terminó con él e intentó perder contacto total. Solo que Carlos no estaba listo para dejarla ir y comenzó a buscarla. Lo habría seguido haciendo de no ser porque Adrián se enteró de todo y lo amenazó de no volvérsele a acercar.
No había sabido de Carlos durante meses y Lily comenzaba a recuperar su normalidad. Hasta ese mensaje.
Ese maldito mensaje.
¿Por qué tenía que aparecer ahora que estaba todo tan bien?
Había ido a la escuela, un poco desganada. Raúl se había quejado de por qué no salía a receso con él, pero cuando le explicó sobre el mensaje, la entendió y a la vez se molestó.
Hasta que, luego de tener casi veinte llamadas del número sin agendar de Carlos, se levantó sin ganas de ir a la escuela y le dijo a su madre que se sentía enferma.
Tomó su celular y llamó de regreso al número.
Contestó al segundo pitido.
—¿Liliana?
—Solo te lo diré esta vez, Carlos. Quiero que dejes de llamarme, y no me mandes más mensajes. No quiero tener que bloquearte.
—No lo hagas —atajó—. Solo quiero hablar contigo.
—Has estado hostigándome durante días. No te contesté ese mensaje porque simplemente no quise y no has dejado de insistir con ello.
Lo escuchó dar un suspiro.
—Lo sé, pero pudiste haberme contestado al menos...
—Carlos —lo cortó.
—Bien, Liliana. Solo quería saber. Hace días fui al cine con unos amigos y me pareció verte ahí. No supe si eras tú porque estaba muy oscuro pero...
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Mi amada Lily
Любовные романыUn beso en un antro. Una conversación alocada. Un maratón de Barbie. Un amor perfecto. Una enfermedad inesperada. Una despedida nunca deseada. Estos son Lily y Kev.