capítulo 15

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Apenas el cuerpo de Lily tocó el asiento del auto, algo se conectó en ella de nuevo. Tal vez su cerebro.

La posición en la que ambos quedaron les hizo separarse por un segundo del beso, y ambos buscaron los ojos del otro en el proceso. Y para cuando coincidieron, la coherencia había vuelto.

—Kev...

—¿Lily?

Ella no sabía qué responder precisamente. Kev acababa de besarla —y no un beso cualquiera—, ella le había regresado el beso y, en pocos momentos después, sus propios cuerpos habían tomado mando y les habían entregado el uno al otro.

Y, para ser sincera, no era que Lily no quisiera. Estaba más que ansiosa. Pero... había algo que la detenía. Tal vez era el hecho de estar en un auto a media noche frente a la casa de sus padres o... Tal vez porque recordó una mierda que le dijo Carlos una vez y... Tal vez simplemente no.

—Yo... —intentó decir, nerviosa. Pero ni siquiera hizo falta porque en ese momento Kev lo entendió todo.

Él carraspeó, y de repente en sus ojos volvió un poco de la lucidez que había perdido. Se apoyó de sus manos y se impulsó hacia atrás para quitarse de encima de ella. Salió del auto antes de que Lily pudiera decir nada.

Entonces ella dejó caer la cabeza en el asiento y cerró los ojos, frustrada. Genial, ahora había liado las cosas.

—Creo que debo irme —dijo él—. La cabeza está empezando a dolerme. Además mañana tenemos clases.

Lily salió del auto también. Él ya lo estaba rodeando para irse hacia el asiento del conductor.

—¿Seguro que puedes manejar? ¿No estás muy borracho? Puedes quedarte a dormir aquí...

Kev alzó la mirada hacia ella y, apenas conectaron, Lily sintió escalofríos.

Él le dio una pequeña sonrisa de lado.

—Créeme, Lily. No podría dormir a tu lado y no hacer nada. Estaré bien, puedo avisarte cuando llegue a casa si quieres.

Apartó la mirada y abrió la puerta del auto. Lily seguía nerviosa, había empezado a jugar ansiosamente con sus propias manos. No podía dejar que se fuera así.

—¿Kev? —dijo. Y su voz salió pequeña y débil. Él pareció darse cuenta porque apenas la escuchó alzó la mirada hacia ella, y se veía preocupado de repente—. Estamos bien, ¿cierto?

No respondió. Caminó hacia ella y, apenas llegó, la atrajo hacia él en un abrazo. Lily lo rodeó también y soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo.

Kev besó su coronilla.

—Por supuesto que estamos bien, Lily. Siempre.

Entonces ella se relajó.

Él tenía ese súper poder con ella. La podía tranquilizar con tan solo un abrazo, unas palabras o una mirada. Le daba tanta paz en situaciones que ella por lo general encontraba fuera de su control.

La abrazó durante unos segundos más hasta que por fin se separó. Ella no supo qué decir y entonces él solo le sonrió antes de regresar a su auto. Encendió el motor, pero no se fue hasta que miró que Lily entró a su casa; entonces arrancó y se perdió en lo oscuro de las calles.

Sí le avisó que llegó a su casa, pero no le contestó los demás mensajes que ella le había mandado. Así que al final solo se rindió ante el sueño y cayó dormida.

Al día siguiente, cuando la levantó la alarma para la escuela, los primeros mensajes que tenía eran de él.

Perdón por ayer
Estaba muy borracho

Mi amada LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora