29 de agosto de 2018
Lily y Kev no habían hablado los dos días que siguieron después de ese... percance.
Él le había mandado unos cuantos mensajes por la noche cuando se fue, pero ella no le había respondido. No porque quisiera ignorarlo, sino que sentía mucha pena por lo que había sucedido y no quería hacer las cosas incómodas.
Kev era una persona a la cual consideraba un verdadero amigo, no le importaba que apenas se conocieran; ella se sentía mucho más cómoda con él en tan poco tiempo que con muchas personas en muchísimo tiempo.
Quería besarlo, sí. Pero no quería que eso arruinara las cosas entre ellos.
Así que había ignorado los mensajes solo porque no estaba lista para tener esa conversación y se había estado yendo con Adrián en su auto en lugar de esperar a Kevin e irse caminando hacia la parada del autobús.
Intentó evitarlo lo mejor que pudo, pero extrañaba su presencia. Y ya lo había alargado mucho, así que en su receso comenzó a buscarlo, y el único lugar donde se le ocurrió que podría estar fue en la biblioteca.
Y caminó directo hacia la pequeña área donde la había encontrado la última vez.
Kev estaba ahí. Traía gafas para leer, y el primer pensamiento de Lily al verlo fue que se veía lindo.
Estaba sentado en un sillón y leía un libro que sostenía con su mano, mientras que la otra la tenía apoyada en su mejilla. Parecía concentrado. Aburrido, pero concentrado.
Ella se acercó y, al ver que él aún no la notaba, se recargó en uno de los libreros y tocó ligeramente la madera de este. Al instante, Kev alzó la cabeza y la miró. Tal vez Lily lo imaginó, pero miró a los ojos del chico brillar un poco.
—Hola —saludó ella en voz baja.
—Hola —respondió él. Ambos guardaron silencio varios segundos, solo mirándose el uno al otro. Pero entonces él carraspeó—. ¿Quieres sentarte?
Estuvo a punto de decir que no y alejarse, temiendo lo que pasaría, pero entonces decidió que no debía ser una cobarde. Asintió con la cabeza y fue hasta el sillón, donde él se acomodó mejor para dejarle un espacio.
—¿Qué lees?
—Oh, nada. Un libro tonto que hallé por ahí y...
—Déjame ver.
Alzó la mano para intentar alcanzar el libro pero entonces Kev enrojeció y alejó el libro de ella.
—No —dijo—. No quiero que mires la cursilería que estaba leyendo. Perderás tu imagen de chico malo que tienes de mí.
Lily soltó una risa bajita, empezando a sentirse más cómoda.
—Oh, Kev, esa imagen de chico malo tuya se fue desde hace mucho tiempo.
Él le entrecerró los ojos.
—Fingiré que eso no me ofende.
—Vamos, déjame ver...
—Eres una testaruda —dijo, rodando los ojos y rindiéndose. Acercó el libro y se lo entregó.
Lily lo tomó y leyó el título: ¿Y si quedamos como amigos? Nunca lo había leído, lo había visto unas cuantas veces por las estanterías, pero jamás le había llamado la atención.
—¿De qué trata?
—De nada.
—No puedes leer un libro que se trate de nada.
—Claro que puedo. Soy un ser indestructible, puede detener un meteorito si eso es lo que quiero.
Lily volteó el libro para leer el resumen que tenía detrás. Empezó a recitar en voz alta:
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Mi amada Lily
רומנטיקהUn beso en un antro. Una conversación alocada. Un maratón de Barbie. Un amor perfecto. Una enfermedad inesperada. Una despedida nunca deseada. Estos son Lily y Kev.