Colorín colorado este cuento ha acabado

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Las cosas eran simplemente hermosas en mi vida, disfrutaba de mi esposo viajando a incontables países mientras el cumplía con su labor como hacker de la FBI, yo mantenía un trabajo en una empresa encargándome de lo digital, ambos teníamos nuestra vida resuelta y lo mejor de todo es que seguíamos juntos, amándonos.

Ahora estábamos en Hawái, decidimos darnos unas merecidas vacaciones por unas semanas, Jake mantenía su monitor guardado centrando su atención solo en mí, solo en nosotros.

—Ashley, cariño ¿en qué piensas?

Centre mi vista en Jake quien se encontraba sin camisa caminando hacia mí, quite mis lentes de sol dándole una mirada sugerente que lo hizo reír, adoraba que ahora fuera más abierto con lo que sentía.

—Solo estupideces.

Llego a mí y yo tome su brazo haciendo que se sentara en la silla a mi lado, beso mis labios y yo alargue el momento poniendo mis manos en su cuello, todo en él es una adicción para mí.

—¿Quieres ir a la playa?

—¡Ni lo preguntes!

Me levante de un salto corriendo a la playa, Jake me seguía divertido, solté mi pareo saltando al agua, el frio me asalto provocando que soltara un chillido, pero no me importo que el agua se sintiera fría ya que el ambiente era perfecto, perfectamente romántico, nade hasta mi marido saltando hacia él, me sostuvo entre sus brazos de inmediato.

—Es usted realmente fuerte.

—Gracias por el halago, señorita.

Solté una carcajada besando sus labios. Nuestra rutina era todo menos monótona, nos encargábamos de hacer locuras de adolescentes aun sin serlos. Él estaba en sus treinta y dos mientras que yo recién había cumplido mis treinta, no nos limitábamos por la edad, disfrutaríamos todo lo que no pudimos cuando jóvenes.

Nos complementábamos de tal manera que, si a uno se le ocurría una idea el otro la decía en voz alta antes, nunca había estado más de acuerdo en que mi vida con Kyle hubiera sido miserable.

—Venga, tengo hambre.

—Cuando no.

Golpee su hombro saliendo del agua, caminamos de la mano hacia nuestro hotel dándonos una ducha, habíamos reservado con anterioridad un lujoso restaurant. El dinero ahora era la menor de las preocupaciones puesto que luego de apelar en un juicio contra el jefe de policía que me encarcelo pudieron ver que mi encierro fue injustificado y me pagaron una buena suma de dinero para remediarlo, además, Jake ganaba muy bien en su trabajo así que podíamos mantener un acomodado estilo de vida dándonos lujos de vez en cuando.

Termine de maquillarme con una sonrisa, utilizo un vestido veraniego con unas sandalias, mi cabello estaba suelto ya que aún se encontraba húmedo, baje a recepción buscando a Jake sin encontrarlo, lo busque con la mirada, pero no había nadie, camine hacia la salida viendo que el auto se encontraba ahí, en cuanto me acerque pude ver que Jake estaba hablando de forma furiosa por teléfono apoyado en el capo del auto, me acerque confundida.

—¿Ocurre algo?

—Estas advertido —corto la llamada abrazándome— cariño, realmente quería que pasáramos unas vacaciones sin problemas ni preocupaciones.

—¿Qué paso? No me asustes.

—Nuestras escoltas vieron que Amaia y Hugo Jonhson arribaron a la isla hace algunas horas —mi corazón se detuvo, estaba en shock— podemos irnos si así lo deseas.

—No... —reaccione dando pequeñas palmadas a mis mejillas, no dejaría que ellos arruinaran mi buen ánimo— nos quedaremos, la reservación espera por nosotros.

DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora