Kim Seokjin es un chico que ama con su vida el color rosa, las cosas tiernas y delicadas, es más vanidoso que nadie y siempre prefiere las cosas bonitas y brillantes.
Defecto: Jin odia todo lo que tiene que ver con tatuajes. Odia a los tatuadores...
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La lluvia no dejaba de caer con fuerza mojando todo a su paso, las luces sobre el cielo dejaban ver con claridad las cargadas nubes, para después reproducir el estruendo que se hacía escuchar en todo el pueblo hasta incluso la ciudad.
Parecía una noche perfecta para continuar degustando aquellos labios carnosos que se dejaban envolver con los suyos, mientras las manos de Jimin buscaban en que apoyarse para no perder el equilibrio que el mayor le generaba contra su cuerpo y en un tropiezo ambos cayeron al suelo.
—¿Estás bien? —preguntó el peligris acariciando su rostro al ver lo agitado que se encontraba Jimin debajo de su cuerpo.
La caída no había sido fuerte, pues Yoongi se aseguró de que su cabeza no golpeara contra el suelo y en ello el tropiezo había sido tonto por el enriedo de sus piernas.
—¿Por qué te detienes? —preguntó observando los orbes de Yoongi —Quiero sentirlo esta noche —pidió tomando su mano para ponerla encima de su pecho con su playera húmeda.
Las palpitaciones del joven eran aceleradas, el peligris podía percibirlo pero no estaba seguro a que se refería, por lo que vio la sonrisa que mostraba mientras sus ojos se perdían en una línea. Aquello le generó el recuerdo de su infancia sabiendo que con ese mismo gesto había alterado su corazón de niño.
—Hablo de ese lindo sentimiento que hace que las personas se pierdan en su pareja —aclaró dejando al mayor perplejo por sus palabras.
—¿Pareja? —preguntó sintiendo sus mejillas arder en un intento por no sonreír de la felicidad que aquellas palabras le habían generado.
De pronto la sonrisa del joven se borró y apretó sus labios sintiendo que había sido extraño lo que había dicho, pero de inmediato las manos pálidas del mayor acariciaron su rostro y quitaron el flequillo mojado de su frente observando con detenimiento el rostro del joven.
—Dices palabras hermosas cuando estoy tan frágil, siento que me desbordaré si no logro hacer que te quedes a mi lado...
Las pequeñas manos del pelirrojo abrazaron la cintura de Yoongi —¿Me harás el amor o seguiremos platicando? —preguntó al ver la sonrisa que mostraba deslumbrando su rostro.
Ya no podía seguir hablando, estaba claro que aunque Jimin intentara hacerle caer en su inocencia, en realidad sabía bien lo que decía y como usar sus palabras para persuadirlo.
—Sí, Jimin... te haré el amor...
Nuevamente sus labios se unían en un deseo caliente por continuar con el roce de sus lenguas y chasquido sonoro que generaba ante una desesperación de placer que los llenaba de sentimientos mutuos, mientras las manos del mayor levantaban apenas el cuerpo de Jimin para quitarle la chaqueta mojada y llevar sus manos hasta la playera pegada a su torso por la humedad dejándola así en el suelo, dejando que sus pálidas manos se pasearan en la fría piel del menor, quién continuó sentándose en sus muslos abrazando con sus piernas las caderas del peligris.
