Kim Seokjin es un chico que ama con su vida el color rosa, las cosas tiernas y delicadas, es más vanidoso que nadie y siempre prefiere las cosas bonitas y brillantes.
Defecto: Jin odia todo lo que tiene que ver con tatuajes. Odia a los tatuadores...
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Era alrededor de la una de la madrugada, las calles se encontraban con charcos de agua y la humedad se hacía presente en combinación con una brisa suave conforme las nubes se alejaban, la ciudad desprendía el olor de la lluvia y en algunos lugares el aroma de la hierba mojada, mientras que el sonidos de los insectos comenzaban a presentarse haciendo que la oscuridad nocturna se sintiera relajante ante el disfrute.
La velocidad de la motocicleta era lenta debido a las calles mojadas, los brazos del pelirosa abrazaban al moreno de manera sutil sin necesidad de poner fuerza en su estómago, mientras su rostro se apoyaba en la espalda manteniendo sus ojos cerrados, porque la seguridad que le transmitía NamJoon no podía compararla con nada.
A altas horas de la noche no había mucho tránsito, pero habían muchos lugares abiertos al entretenimiento de las personas, lo que pudo haber sido una buena opción para salir a ver una película o pasar por el parque de diversiones para tener una cita cliché, pero la idea de ir a la universidad, entrar sin ser descubiertos y terminar el trabajo que había requerido de mucho tiempo para SeokJin era tan excitante como ver los tatuajes del moreno en su exquisita piel.
La moto se aparcó a un lado, mientras NamJoon esperaba que el chico se bajara y poder esconderla un poco más adentro para que no estuviera a la vista de nadie, más el joven lo observó unos minutos hasta que el más alto se acercó con una suave sonrisa dibujada en sus labios.
—¿Listo? —preguntó al sentir de inmediato la mano del menor tomar la suya.
—Sígueme —pidió comenzando a caminar hacia la entrada principal.
—¿Cómo vamos a entrar? —preguntó mirando las luces que se mantenían prendidas.
—No estoy seguro —susurró mirando hacia adentro.
—¿Me dices que quieres entrar pero no sabes cómo? —interrogó ante lo inaudito del joven —No creo que sea un buen plan —inquirió mirando el perfil de Jin.
—Shhh —silenció señalando con su dedo hacia el interior notando al guardia de seguridad dormido con la cena puesta en la mesa —No todo tiene un plan Nam —agregó mirando a un lado el ventanal abierto.
Las piernas del pelirosa se movieron en esa dirección y sin hacer mucho ruido pasó su cuerpo por la estrecha ventana, esperando que el mayor lo siguiera pero este se quedó mirando al joven.
—¡No puedo pasar por ahí Jin! —exclamó en un susurró al ver la risa que intentaba contener el chico.
—Espera aquí —pidió acercándose cauteloso hacia el guardia.
—¿¡Qué haces!? —musitó bajo al saber la loca idea que se le estaba pasando por la cabeza.
Con lentitud se acercó hasta el guardia y observó la comida que había desperdiciado en la mesa, para luego de un suspiro estirar su mano hacia el torso del mayor ya que las llaves principales las llevaba colgando de su cuello.
