Capítulo 9

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El viaje de bodas fue inigualable. Había sido el perfecto cuento de hadas hecho realidad. Un sueño de amor que llevarían esculpido por siempre en el alma.

Los duques se detuvieron en Jersey para visitar a los padres de la duquesa. Quienes estaban felices y ansiosos por volver a verlos. Fueron varios meses los que estuvieron ausentes; no obstante, mantuvieron la comunicación por medio de cartas, las cuales llegaban cada cierto tiempo para saber cómo se encontraban.

La condesa estaba agradecida por tenerlos en su casa; así que, preparó un banquete de bienvenida para recibir al matrimonio Jaeger.

—Madre, muchas gracias. —Mikasa abrazó con amor a su progenitora. Sintiendo en sus brazos ese calor de madre que tanto le hacía falta—. No te hubieras molestado.

—Tú y tu esposo nunca serán una molestia —le dijo, haciendo un gesto para que se sentaran. El conde la cogió de la mano para que ella también tomara asiento—. Vuestra casa tiene nuevamente vida, gracias a vuestra presencia.

—Te extrañamos mucho, Mikasa —espetó Levi con una disimulada sonrisa en los labios—. A ti también, Eren.

—Y nosotros a ustedes. —Eren sonrió. Se sentía feliz de estar en casa; porque esa era su casa. La familia de su esposa también era su familia—. El próximo año pensamos volver a pasar una temporada en Somerset, y me encantaría que pudiesen acompañarnos. Sería un honor recibirlos en vuestra casa.

—Gracias por la invitación. Hablaremos con calma para organizar las fechas de las próximas temporadas; de esa manera podremos saber si podemos acompañarles —expresó el conde, quien vio de soslayo el brillo en la mirada de su esposa. A la condesa le encantó la idea y él quería complacerla. Sin embargo, debía dejar todo en orden para no descuidar su región—. Y cuéntanos, Mikasa, ¿cómo han sido tus primeros meses como duquesa? Según lo que me comentó tu madre, has sido muy bien aceptada.

—Sí, así es, padre. Las familias de Somerset me han recibido muy bien y me han permitido exponerles mis ideas para hacer crecer la comunidad —contó, orgullosa. Realmente se sentía feliz y agradecida por todo lo que les había aportado a las familias de dicha región—. Eren me motivó a presentar un plan de trabajo para las mujeres, el cual las hace sentirse productivas sin descuidar las labores del hogar.

El conde se sintió complacido al escuchar el discurso que discernió su princesa, ya que su expresiva mirada irradió emoción en cada palabra que le contó. Él estaba orgulloso por la crianza que le había dado, pues la había formado —de la mano de la condesa— para ser una mujer fuerte y valiente. Una dama de sociedad que se pudiera defender ante una aristocracia tan cerrada en la que, en pleno siglo XIX, seguía pensando que la mujer era una muñeca de porcelana.

Qué tontos eran todos aquellos que creían que una fémina solamente servía para adornar una casa. Cuando ellas, muchas veces, podían resolver asuntos que ni cien hombres juntos habrían solucionado.

Levi entrelazó sus dedos con los de su esposa, y le obsequió una mirada. En la que le transmitió lo feliz que se encontraba; mensaje que la condesa recibió y agradeció, pues comprobó que juntos habían formado a un excelente ser humano.

—Mikasa ha sido una bendición para la comunidad y, sobre todo, para mi vida —confesó el duque, besando con ternura la mano de su esposa—. Ella ha llenado de luz los hogares de Somerset y estoy seguro que hará lo mismo con las familias de Cornawall.

—¡Eso no lo dudes! —exclamó la condesa—. Eren, hay algo que queremos decirte. —Hange observó a su esposo. Él aprobó lo que ella quería exteriorizar; así que, prosiguió—: Queremos agradecerte que seas tan buen esposo con Mikasa —declaró con franqueza—. Como padres, buscamos a la persona idónea para ser el compañero de vida de vuestra pequeña, y tú nos has demostrado con creces que eres el indicado. Otro marido la habría limitado y la habría dejado en casa, ocupándose de las labores cotidianas. Sin embargo, tú la has alentado a exponer lo que piensa y lo que siente. Y eso, en estos tiempos, no cualquiera lo hace. Nos sentimos felices de saber que tomamos la decisión correcta.

Mirada esmeralda [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora