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.Faltaba exactamente un mes para la celebración de la boda. Y los días parecían irse como en un suspiro, detalle que le alegraba infinitamente la existencia. Lo que más deseaba era estar frente al altar, jurándole amor eterno a la mujer que amaba. Nada le regocijaba más el alma que, saber que tendría toda una vida para hacerla completamente feliz.
Desde la velada del compromiso, la pareja había pasado más tiempo ocupada; sin embargo, eso no les impidió el verse de vez en cuando en la mansión Jersey. Es más, la distancia física, había provocado que Mikasa empezara a enviarle cartas con sus escritos para llenarle de colores el mundo. Su prometida poseía una impronta que enamoraba a cualquiera, envolviendo a quien la leyera, en fantasías hermosas que hacían anhelar una vida de ensueño.
Eren sonrió al imaginarla escribiendo en su alcoba. Sentada en alguna butaca con pluma en mano para redactar con su pulcra letra los más adorables escritos.
—Eren, ¿estás ahí? —Armin acaba de llegar al despacho de su primo. Y lo observó con la mirada perdida mientras sonreía como un bobo—. El amor le pegó muy fuerte, excelencia.
—Armin, disculpa. No me percaté que te encontrabas aquí —balbuceó, aún no regresaba completamente a la realidad—. ¿A qué hora volviste?
—Hace poco. Fui a hacer una ronda de vigilancia con las tropas —comentó cuando se sentó frente a Eren—. Los últimos proyectos van avanzando mejor de lo esperado.
—Me alegra escucharlo; para la comunidad es importante. Cada nueva obra le otorga una mejor calidad de vida a nuestra gente. —El duque estaba muy comprometido con cada una de las familias que tenía bajo su responsabilidad. Él procuraba siempre proveerles las herramientas necesarias para obtener un mejor desarrollo—. Gracias por tu compromiso, Armin.
—Es un placer. Además, faltan pocos días para la boda. Estoy consciente que tienes muchos asuntos por resolver —espetó con franqueza—. Deja todo en mis manos —sonrió—. Por cierto, ¿qué has decidido con respecto al viaje de bodas?
El duque suspiró, él tenía planeado llevar a su esposa a París como regalo de nupcias. Sin embargo, sus responsabilidades lo obligaban a permanecer en Londres, por lo menos lo que restaba del año. No obstante, tenía un perfecto plan para esos días, quizá no se podría comparar con la majestuosidad de Francia, pero rogaba porque su esposa se sintiera complicada.
Al pasar esos meses, la llevaría por un largo tiempo fuera del país para recompensarla y agasajarla como era debido. Su duquesa tendría todo lo que deseara a su lado.
—Voy a retrasarlo por un tiempo. En este momento me es imposible salir del país —dijo con un deje de tristeza—. Al tener cada una de las obras marchando, me la llevaré a recorrer el mundo si fuese su deseo. Haré todo lo que Mikasa quiera.
—Me parece la decisión correcta. Como duque tienes muchas compromisos —acotó—. Estoy seguro que la futura duquesa logrará comprenderlo. Se nota que es una mujer muy noble.
—Lo es. Mikasa tiene un gran corazón y un alma llena de bondad —musitó ilusionado—. Ella es la luz que me guía en la oscuridad.
—Realmente anhelo que seas muy feliz, Eren.
El duque agradeció a su primo sus buenos deseos, otorgándole una pequeña sonrisa en su rostro.
Armin se puso de pie y caminó hasta el bar que se encontraba en el despacho. Tomó la botella de whisky, vertiendo un poco del líquido amaderado en dos vasos de cristal. Los cogió con sus manos y le llevó un trago a su primo. Un poco de licor siempre venía perfecto para aminorar el estrés de tanto trabajo.
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Mirada esmeralda [EreMika]
VampierEn sus caricias encontraría todo lo que una señorita bien educada no debería desear. Pero, ¿quién determinaba las normas de conducta cuando se encontraban en la intimidad? ¿Cuál era el secreto que guardaba bajo esa sombría y seductora mirada esmeral...