Capítulo 39

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— No. —respondió en un tono serio—. No tengo nada qué decir. ¡Tú me conoces perfectamente, siempre he buscado lo mejor para el Reino! ¡No sé de lo que está hablando!

— Ibas a ser su ángel... —murmuró Jisung poniéndose de pie también para enfrentarla—. ¡Tú ibas a ser ángel de Hyunjin! Tenías que hacerlo feliz, ¡Pero cuando se suicidó no dejaste de insistirle a Dios para traerlo!

— ¡Porque era lo mejor para él!

— No tienes derecho de decidir eso... —murmuró alejándose un poco—. Hyunjin se suicidó, eso significaba que Felix iba a llorar por él, únicamente por él ya que a ti no te recordaba.

— Hiciste... —dijo ahora Dios sorprendido—. Hiciste que trajera a Hyunjin sólo para que Felix tampoco pudiera recordarlo. —dirigió su mirada a la pelirroja que estaba frente a él.

Jihyo frunció su ceño y miró rápidamente a Hyunjin, quién seguía sujetando con fuerza su cabeza debido al dolor que sentía en ésta. Sin saber qué hacer, qué decir o cómo actuar, se puso de pie para alejarse lentamente de los tres, pero detrás de ella estaba Jeongin, quien la sujetó con fuerza por los hombros.

— Jihyo...

Hyunjin susurró con la voz rota, lentamente el pecoso alzó su mirada a la chica, a aquella pelirroja que había alguna vez considerado su mejor amiga. Por otra parte, Jihyo miró al rubio, no paraba de derramar lágrimas, se vería realmente destrozado pero debía admitir que la manera en la que el menor se encontraba no logró causar nada en ella.

— Perdón...

Se arrastró con lentitud hasta las piernas foráneas, abrazándose a éstas con fuerza mientras seguía pidiendo perdón. Ahí fue cuando finalmente Jihyo sintió pena por él.

— Hyunjin... ¿Por qué...? —ni siquiera pudo argumentar la pregunta, estaba en shock ante la actitud del menor, y se sentía nerviosa ante la mirada de todos.

— Te gustaba Félix... —se aferró aun más a las piernas de la chica—. Lo lamento por gustarle, enserio perdón. —se disculpó entre lágrimas.

— ¿Cómo puedes pedir perdón...? —dijo entre dientes en un tono molesto—. ¡¿Cómo eres capaz de pedirme perdón, Hyunjin?!

Con sus manos deshizo el agarre ajeno para así alejarse, liberandose también del agarre que Jeongin tenía sobre sus hombros. Una vez apartada de los cuatro chicos, miró al rubio que seguía en el suelo. Sin embargo, a diferencia de la mirada de Hyunjin, Jihyo lo miraba con odio y rencor.

— ¡Arruinaste la poca vida que me quedaba! ¡¿Sabes cuánto tiempo duré intentando hacer que Felix me notara?! ¡No es justo que...! —apretó los puños al sentirse contagiada por el llanto ajeno— No es justo que le gustaras después de haber aparecido de la nada... —cayó de rodillas al suelo—. Y no es justo que me pidas perdón cuando la mala aquí soy yo, Hyunjin...

— Puedo entenderlo... —comentó con la vista en el suelo—. Como dijiste, tú llevabas mucho tiempo intentando hacer que te notara y yo lo arruiné todo... Entiendo lo que hiciste...

Alzó su mirada a la pelirroja y frente a todos, decidió continuar hablando:

— Entiendo porqué me empujaste aquella vez desde el puente de Sidney... —sonrió dulcemente.

La habitación se quedó en silencio. Jihyo aún en el suelo se arrastró un poco alejándose del menor, pudo escuchar sus propios latidos los cuales iban muy rápido, al mismo tiempo se sintió intimidada ante las miradas de todos.

— ¿Qué...?

Murmuró Dios con grande sorpresa.

— ¿No fue un suicidio? —cuestionó Jeongin en un tono bajo debido a la sorpresa también.

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