Capítulo 35

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— ¿Vuelves a pensar en él?

— Es difícil soltar el pasado.

Cerró sus ojos.

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・

Felix abrió la cortina de su ventana para poder apreciar con claridad lo que estaba pasando en la casa de enfrente. Un chico rubio bajó del auto con un caja que era más grande que él; No pudo evitar fruncir su ceño ante la situación.

¿Qué hace...?

Antes de que pudiera decir algo más, el chico cayó al suelo soltando consigo la caja que antes llevaba. Félix dio un pequeño brinco asustado y salió corriendo de su habitación, bajando las escaleras hasta llegar al exterior y así llegar al otro lado de la calle, específicamente al chico rubio.

¿Estás bien?

Se agachó para darle la mano al chico pero al ver su rostro se detuvo. Sus ojos tenían pequeñas lágrimas, sus pómulos estaban llenos de pecas y sus labios formaban un pequeño puchero. No pudo decir algo más, había quedado hipnotizado por el niño lindo.

— Gracias... —murmuró como respuesta luego de tomar su mano y levantarse sacudió su ropa después para quitar el polvo que había quedado en ella.

— Soy... —tragó saliva—. Soy Felix, vivo enfrente.

—Yo soy Hyunjin. —sonrió ampliamente y tomó la mano ajena para estrechar ésta—. ¡Un placer! ¡Mira, mamá! —dijo cuando vio a la mayor salir de la casa y acercarse a ellos—. ¡Tengo un amigo!

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・

— ¿Estás bien? —cuestionó mirando al rubio llegar hasta él, arrastrando su mochila—. Jin...

— No te preocupes por mí. —mostró una amplia sonrisa—. ¡Estoy bien, Lix! —sujetó el brazo ajeno con fuerza, aferrándose a él pero sin borrar su sonrisa—. ¿Puedes acompañarme a mi casa, por favor? ¡Tengo hambre!

El menor soltó un largo suspiro, sabía perfectamente que el mayor se estaba conteniendo y eso le desgarraba de una forma dolorosa. No podía soportarlo.
Asintió antes de tomar la mochila ajena, colgando ésta en su propio hombro. Abrió la puerta trasera del auto de su madre que estaba a unos metros de ellos y esperó a que Hyunjin se acercara.

— ¿Qué haces? —miró al menor.

—Te llevaremos a la orquesta de Sidney. —le sonrió y con su mano libre acomodó el cabello ajeno detrás de su oreja—. Vayamos a comer algo, Jin.

— Lix, estoy bien —fue interrumpido—.

Lo sé. Pero quiero comer contigo, ¿No puedo?

— Claro que sí. —también sonrió sintiéndose contagiado—. Vamos.

Ambos subieron al auto y saludaron a la familia del menor, quienes con una sonrisa respondieron de la misma forma. Cuando llegaron a la orquesta, el primero que bajo fue Hyunjin, acercándose a la orilla para poder observar el mar. Lix se acercó por detrás, abrazándolo con fuerza.

— Cuando sea grande, ¡Quiero recorrer todo el océano! —sonrió ampliamente y extendió sus brazos hacia los lados mientras Félix lo sujetaba de la cintura—. ¡Quiero conocer todo el mundo!

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