Capítulo 4

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Cuando Jake entró al castillo, vió un rey sentado en un trono, y toda una multitud sentada en gradas a su izquierda. Como un candelabro, una chica (Jake asumió que se trataba de la Princesa Flama) atrapada en una lámpara miraba todo tristemente. Cuando se dieron cuenta de su presencia, la multitud de las gradas comenzó a murmurar cosas, el Rey hizo señas para que pararan. La multitud paró sin chistar. Pasaron unos segundos y el Rey habló:

-Yo soy Rey Flama, el todopoderoso. ¿Qué quieres aquí, en mi palacio, afuerino? -dijo solemnemente. Jake tragó saliva, sonrió, y habló confiado.

-Yo, míster, soy Jake el Perro -Rey Flama arqueó una ceja - Vengo en representación del Príncipe Finn, un noble héroe que desea la mano de su hija más que a nada en el mundo.

La Princesa Flama abrió los ojos como platos y se acercó más al vidrio de la lámpara en la que estaba. Jake la miró por un segundo y luego volvió a mirar al Rey. La multitud que se hallaba en las gradas comenzó a murmurar de nuevo. El Rey suspiró molesto y la multitud se calló enseguida.

-¿Tienes presentes? -preguntó Rey Flama con curiosidad. Jake tragó saliva y luego sonrió.

-Pero por supuesto. Pero Príncipe Finn no se anda con pequeñeces, no le trajo un regalo -la multitud murmuró y el Rey se acomodó en su trono- le trajo tres regalos.

La multitud se calló automáticamente y la Princesa Flama pegó todavía más su cara al vidrio de la lámpara, interesada. Jake sonrió.

-Pues dámelos. -dijo el Rey Flama, impaciente. Jake comenzó a buscar cosas en su mochila. Cuando encontró algo, se volvió hacia el Rey.

-El Príncipe Finn le trae a la bella Princesa -habló Jake- ¡Una piedra redonda!

El Rey Flama abrió los ojos como platos. La Princesa soltó un gritito de emoción.

-¿El Príncipe Finn sabía sobre la colección de piedras de la Princesa? -preguntó Rey Flama, asombrado. Jake asintió con la cabeza. La verdad era que no sabía, sólo había improvisado.

-Y hay otros dos regalos -siguió Jake. Buscó de nuevo en su mochila y tocó algo frio. Lo agarró y lo escondió en su puño. Luego se volvió al Rey- Este es el segundo regalo ¡un collar de piedras!

La Princesa Flama no pudo evitar saltar. Jake sonrió satisfecho.

-Y el último regalo, es un beso de parte del Príncipe Finn -terminó Jake. El Rey Flama se sorprendió y la multitud comenzó a murmurar ruidosamente. La Princesa Flama no pudo evitar ponerse más roja de lo que estaba.

-¿¡En serio?! -preguntó enojado Rey Flama. Jake asintió lentamente, temeroso-¡Fuera de mi reino! ¡AHORA!

Jake corrió más que nunca en ese momento.

Había fallado.

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