Capítulo 9

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Habían pasado cinco días desde que visité a mis padres. Por lo tanto, al día siguiente volvería a ver a Leo, esta vez en su casa.

-Entonces no te cogió el teléfono cuando lo llamaste. -confirmó Anna desde su escritorio.

-No.

-Y no te envió ningún mensaje después.

-Negativo.

-Bueno, al parecer, no le gusta dar señales de vida.

Le conté a Anna todo lo que pasó el sábado de la semana anterior, le extrañó, al igual que a mí, cuando le conté lo raro que había sido su comportamiento desde que, supuse, le llegó el mensaje a el móvil, hasta que se fue.

Mi amiga no paraba de preguntarme si podía llegar a sentir algo por él, a lo que yo respondía negativamente. Aunque, tal vez, (si ponía las cartas sobre la mesa) podría admitir que sentía algo parecido a lo que podría llegar a ser una futura buena amistad, pero nada más. Sí, era guapo (mucho); sí, sabía tocar muy bien la guitarra, y, al parecer, también el piano; pero en mi interior no encontraba algún sentimiento que pudiese llegar a convertirse en amor.

-Buenos días chicas -dijo Victoria mientras entraba con una caja grande entre las manos. -. Ayudadme, hay más como esta en el pasillo.

Salimos del despacho, donde nos esperaban un par de montículos de cajas a los laterales del pasillo. Nos las repartimos entre las tres para realizar nada más que tres viajes desde fuera hacia dentro. Cuando dejamos todo en una esquina del despacho nos sentamos en el suelo formando un círculo, agotadas.

-¿Qué es eso? -preguntó Anna. -. Pesa una tonelada.

-Eso es nuestro trabajo para toda la semana próxima -ni mi amiga ni yo entendíamos nada-. Somos las encargadas de preparar el evento de la semana que viene organizado por la editorial.

-Un evento.

-Si Bianca. Es esa clase de fiesta que se hace para promocionar algo -ironizó-. En este caso promocionamos una nueva saga de libros que va a ser publicada por una conocida autora italiana.

Vale, un evento más, maravilloso.

-Y nos ha caído el muerto de tener que organizarlo todo nosotras solitas. -deduje.

-Así es. Bueno, en lo que se refiere a local y decoración sí. -perfecto, sería una semana super divertida.

-El lunes debemos empezar a organizar todo, así que si se os ocurre algún establecimiento elegante y fácil de decorar, proponerlo.

-Yo creo que Coku sería una buena opción. Estuvimos allí hace no mucho y recuerdo que era un buen establecimiento, incluso tiene zona de discoteca, para darle un toque más entretenido a la noche. -propuso Anna.

-No he estado nunca, ¿a ti qué te parece la idea Bianca?

-Creo que puede ser un sitio interesante. Démosle una oportunidad.

-Este finde pasaré para echarle un vistazo y preguntar si podríamos realizar el evento allí. Gracias Anna.


Salimos de trabajar a las diez (una hora más tarde de lo normal), ya que habíamos dejado algunas cosas planificadas para que la semana siguiente no se nos hiciera tan pesada. Cuando llegué a mi apartamento me tiré de redondo en la cama y miré el móvil. Leo me había mandado un mensaje, esperaba que fuesen unas palabras explicando por qué no me había podido coger la llamada o algo parecido, pero no se asemejaba nada a eso, me había mandado la ubicación de su casa, sin más, no había ningún otro mensaje ni debajo ni encima de este, así que yo repetí su jugada y ni siquiera le respondí. Me duché y me puse el pijama más fresquito que tenía, empezaba a hacer un calor insoportable. Encendí el ventilador que tenía en el techo de mi habitación y me quedé dormida a los cinco minutos.

Solo entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora