Capítulo 31

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Llegamos al restaurante y todos nos quedamos maravillados con el sitio. Mi hermana sabía cómo organizar un evento para que nunca se nos borrara de la memoria. Todo fue perfecto, menos el momento en el que me quedé sin pañuelos para secar mis lágrimas de emoción (menos mal que mi maquillaje era waterproof).

Ya estábamos todos sentados en nuestras respectivas mesas esperando que los recién casados hicieran su entrada triunfal. Nuestra mesa era una de las que se encontraban más cerca de la mesa nupcial, y cerca de nosotros se encontraban las mesas de mis otros familiares. Había quedado sentada entre Leo y Luca, y justo enfrente de Anna, así que, como éramos un grupo con tanta confianza, la conversación nunca se volvía incómoda y tampoco llegaba a su fin.

-Tu hermana está guapísima, y Aless no se queda atrás. -comentó mi amiga mientras los chicos hablaban entre ellos.

-Están preciosos, no puedo esperar a verlos entrar juntos.

-Yo no puedo esperar a que empiecen a traer la comida, estoy hambriento. -dijo Luca mientras se frotaba el estómago, provocando unas risitas en la mesa.

Mis deseos se cumplieron, ya que cinco segundos después escuchamos una canción con mucho ritmo que nos alentó a levantarnos de nuestros asientos y empezar a hacer palmas al ritmo de la música. Los novios entraron bailando y levantando las manos para que empezásemos a cantar y bailar con ellos desde nuestra posición. Y así hicieron hasta que se encaminaron a la mesa nupcial para sentarse y que empezaran a traer la comida.

Los platos llegaron con muy buen ritmo para que ni nos cansásemos de esperar, ni para que todavía quedase comida en el plato. Acababa de terminar el último cuando mis familiares empezaron a acercarse para saludarme, así que me levanté e hice lo propio.

-Hola Bianca, ¿cómo te va? Hacía mucho que no nos veíamos. -dijo mi prima por parte de padre.

-Muy bien, estoy contenta de volver a veros. -contesté, mirando a los demás familiares que la acompañaban.

Estuve charlando un rato más con la familia de mi padre, hasta que trajeron algo de postre y se alejaron en dirección a su sitio.

-¿Esos eran tus tíos los maleducados? -susurró Leo a mi lado.

-No, cuando sean ellos te darás cuenta, te lo aseguro. -respondí, también entre susurros.

Charlamos un poco más mientras nos comíamos el postre; Leo, Luca y Roberto se hicieron súper amigos. Así estuvimos al menos veinte minutos hasta que los novios se levantaron para repartir algunos detalles a los invitados.

Ahí fue cuando empezó la tragedia. Me di cuenta de que mis tíos maternos venían hacía nuestra mesa antes incluso de que se levantaran de la suya, así que tuve un par de minutos para concienciarme de lo que pasaría a continuación. Creo que Leo también se dio cuenta de lo que iba a pasar, ya que dejó de participar en la conversación que se estaba llevando a cabo en ese momento entre mis amigos para sentarse correctamente en su silla.

-¿Dónde está nuestro querido Javi? -preguntó mi tío Prieto mientras se acercaba con los brazos abiertos, ni se molestó en fingir una pizca de interés por mí.

Leo se levantó y le estrechó la mano a, por lo menos, diez familiares (todos por parte de mi madre) que se habían acercado a cotillear. Yo me tomé ese tiempo para respirar y levantarme lentamente a saludarlos.

-Hola, familia, yo también estoy encantada de volver a veros. -dije, un poco entre dientes.

-Vamos Bianca, no esperarás que te lleves hoy toda nuestra atención, eso le pertenece a Javi, ¿no crees? -dijo mi otro tío, Pablo.

-No estoy de acuerdo, hoy debemos poner nuestra atención sobre mi hermana, es su día especial, ¿no crees? -lo ataqué con sus propias palabras.

Leo se dio cuenta de lo tensa que estaba, se acercó y rozó su brazo con el mío, lo que, de manera extraña, me tranquilizó un poco. Logré contar hasta diez para no ponerme a llorar por pura rabia y continué atendiendo a lo que, en ese momento, me preguntaba mi tía.

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⏰ Última actualización: Feb 09 ⏰

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