Capítulo 8

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Estaba sonando All too well (10 minutes version) de Taylor Swift de fondo mientras conducía en dirección a la casa de mis padres (por fin tenía un domingo libre para visitarlos). Me pasé la primera hora de viaje escuchando mi música (prácticamente solo a Taylor). Paré en un bar de carretera porque necesitaba ir al baño, y cuando me volví a meter en el coche, pensé: "voy a meterme en la playlist que tengo con Leo a ver si ha metido alguna canción", y eso hice, me sorprendió ver que había cumplido su palabra y había unas cinco canciones que yo no había incluido en la lista. En ese momento me percaté de que su cantante favorito era Conan Gray, yo no había escuchado muchas canciones suyas, así que puse la primera canción que vi del autor en la lista y empezó a sonar Family line. Cuando terminé de escucharla tuve que parar a un lado de la carretera, era demasiado triste (yo era muy sensible), y se me habían agolpado las lágrimas en los ojos. Después de secarme un poco la cara, continué conduciendo (quedaban unos veinte minutos para llegar), y me puse a pensar cual podría haber sido la razón para que Leo añadiese esa canción a la lista, en ningún momento me planteé que escuchase música tan triste, lo tomé como un chico que escuchaba más bien a Maneskin (a lo mejor era porque lo había escuchado cantar una canción de ellos, no lo sé), luego se me vino a la mente las imágenes del día anterior, volví a ver a Leo apartando la cara cuando mostraba cierto interés por él. Pero no podía sacar conclusiones de nada, no sin antes saber el contexto de lo que vivía Leo fuera de lo que yo ya conocía (que era una mínima parte de su vida).

Aparqué el coche en la plaza que tenía a mi nombre en la entrada de la casa. Saqué un pequeño macuto en el que me había echado lo indispensable para pasar el día con mi familia y me encaminé hacia la puerta principal. Llamé al timbre que retumbó por toda la casa y no pasaron ni dos segundos cuando una empleada me abrió la puerta.

-Buenos días señorita Bianca, su familia la está esperando en el salón principal.

Cogió mis cosas para dejarlas en mi habitación y se alejó por las escaleras. Yo me encaminé al lugar donde me había indicado que se encontraba mi familia.

-¡Buenas, querida familia! -dije mientras entraba al salón con los brazos abiertos.

-¡Bianca! -exclamó mi hermano pequeño que vino corriendo hacia mí a abrazarme las piernas. Yo lo levanté en brazos y le di besos por toda la cara, era adorable.

-Hola hija, nos alegra mucho verte de nuevo por aquí. -dijo mi padre mientras me estrechaba entre los brazos y me levantaba un poco sobre el suelo, siempre sería su niña pequeña.

Mi madre simplemente me dio un beso y me abrazó suavemente. No era muy expresiva, todo lo contrario a mí.

-Bianca, te estaba esperando para irnos de compras.

-¿De compras?

-Si, un pajarillo me ha dicho que todavía no te has comprado el vestido de dama de honor para la boda de tu hermana. -Había sido Tella, seguro.

-Lo sé mamá, pero iba a ir esta semana, ya lo tenía planeado. -mentí.

-No me lo creo, hoy vas con tu madre a las tiendas del centro para encontrar tu vestido ideal.

-Lo que digas, total, iba a hacerlo tarde o temprano...

-¿Estas lista? Nos vamos.

-¿Ya? Pero si acabo de llegar.

-Tienes todo el día para estar en casa, cuanto antes no quitemos esto de en medio mejor.

Cogí mi bolso, que lo había dejado en el sofá, y me dirigí hacia la salida cuando ví como Pepperoni venía corriendo hacía mí.

-¡Pepperoni! -Oí a mi madre quejarse cuando me agaché para tocar a mi perro y este empezó a lamerme toda la cara.

-Genial, ahora irás hecha toda una porquería.

Solo entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora