6° Fiesta en la fraternidad

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Cuando menos lo esperé, el sábado por la noche llegó y con el mis ganas de fingir enfermedad, pero ya he quedado con los chicos y no puedo faltar, además ¿Qué tan mala puede ser una fiesta de fraternidad? Soy nueva y debo socializar con más personas para no ser una antisocial y una aburrida, porque claro que me quiero mantener lejos de los problemas, pero no de las personas en si... eso sería triste. Aunque extrañamente reconfortante. Dos horas antes de tener que salir del edificio para irnos con los chicos, tomo la primer prenda decente que encuentro en mi closet mientras Rose sigue arreglándose el cabello y retocándose el maquillaje que se hizo hace como una hora <<no entiendo su emoción por una estúpida fiesta de fraternidad>> solo es un ritual para que los idiotas hagan tonterías, se droguen y alcoholicen.

—  ¿Te pondrás eso? — me cuestiona Rose cuando ve que tomo una blusa cualquiera del diminuto closet, frunzo el ceño y miro la prenda que tengo en las manos antes de volver a mirarla confundida.

—  ¿Qué tiene de malo? — pregunto encogiéndome de hombros

—  Es una fiesta —me recuerda — no una cena en el departamento de los chicos, ni una visita al callejón de los Black — rueda los ojos y sin decir nada más, camina hacia su armario y rebusca rápidamente, para después sacar un vestido rosa de tirantes con lentejuelas, es ajustado y corto... me recuerdan a los que llegué a usar cuando entraba clandestinamente a los casinos en las vegas para jugar póquer y ganar dinero extra. 

—  No sé si deba... — hago una mueca, pero solo recibo una mirada severa de mi compañera de dormitorio. — vale — suspiro y abro las puertas del closet para formar la mini barrera que nos ha servido de vestidor. Me quito la sudadera que llevo puesta y me pongo por encima el vestido, me quito el pantalón de algodón y me termino de acomodar el vestido que en efecto si es demasiado ajustado y corto, pero... me miro en el espejo <<Me veo increíble>> — es hermoso — le digo a Rose, quien me da un guiño de aprobación al verme con él.

—  Ven aquí — me pide y palmea la orilla de su cama. Obedezco y avanzo hacia ella, tomando asiento en la orilla de su cama para que se coloque entre mis piernas y comience a maquillarme como si fuera mi hermana mayor enseñándome a usar maquillaje. — Ya he hablado con Elliott sobre el empleo que buscas y me ha dicho que se pondrá a investigar con sus conocidos... si escucha de uno nos dirá de inmediato — me informa

—  ¿Le dijiste que no dijera que soy yo quien lo necesita? —pregunto y asiente

—  Lo amenacé con abstinencia si no guardaba silencio — suelta, haciéndome reír. Rose definitivamente es un caso serio, pero ya me estoy acostumbrando a ella y me alegra haber terminado en el mismo dormitorio que ella. De lo contrario, creo que nuestros caminos jamás se habrían cruzado. Un rato después de arreglarnos o más bien de que ella me arreglara el rostro y el cabello... la hora de bajar llegó, así que me pongo los únicos tacones negros que tengo para finalizar con mí atuendo. Juntas salimos del dormitorio y bajamos hacia el primer piso del edificio, cruzamos las puertas y salimos al exterior, siendo recibidas por Elliott y Kyle...

Él lleva puestos unos vaqueros negros de mezclilla con sus regulares botas negras de cordón y una camisa del mismo color que el resto de lo que usa con las mangas dobladas hasta sus codos. Sus ojos me analizan de pies a cabeza mientras me acerco hacia él... por alguna extraña razón siento un calor recorrer mi cuerpo, así que me obligo a aclararme la garganta.

—  Te ves bien — le digo amistosamente

—  Y tú... estas hermosa — me dice.

—  Gracias —le agradezco — Pero creo que el mérito se lo debemos a Rose — me encojo de hombros y el sacude la cabeza.

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