Cara de Póquer

3° Bienvenidos Redbirds

Parece que la suerte está yendo de mi mano porque durante todo el fin de semana no ocurrió nada que arruine mis planes de empezar de cero, ya tengo todo listo, ya no tengo pendientes y hoy tuve que levantarme más temprano para poder ir hasta las oficinas por mi lista de clases junto con Rose porque ella también la va a recoger. El campus es agradable, y ya vamos a entrar a otoño así que los árboles y todo alrededor se ve precioso. Elegí la universidad correcta porque es grandiosa y algo me dice que me irá muy bien... me voy a encargar de eso.

—  Odio levantarme más temprano de lo normal — refunfuña mi compañera de dormitorio.

—  Es solo por hoy — le recuerdo — ahora bebe tu café — demando mientras hago lo mismo en la fila para recibir la lista de clases. Yo sin café por las mañanas soy como un ogro, así que para poder ser linda con todos debo de tener una buena taza de café antes de empezar el día.

Al cabo de unos minutos podemos avanzar y lograr obtener nuestras listas, tenemos algunas clases en las cuales coincidimos, así que podremos vernos en el horario de materias durante el día. Rose decidió estudiar logística, y está igual de emocionada que yo por esta nueva vida de universitarias. Antes de clases estuvimos platicando y me dijo que es hija única y que sus padres vendieron la casa que tenían aquí para poder mudarse a Virgina, aprovecharon que Rose se iría a la universidad para poder hacer la mudanza y ahora ella se queja porque tendrá que viajar más lejos para las fiestas. Me preguntó por mi vida, así que solo me limité a decirle que no tengo más familia y que estoy vendiendo mi casa en Nevada para poder seguir pagando mí matricula más adelante. La sorprendió un poco, pero no hizo ningún comentario, cosa que agradecí mucho porque no quisiera dar detalles aun.

Cuando la hora de la primer clase llegó, nos tuvimos que dividir porque esta no es una de las que compartimos, así que me di a la encrucijada de encontrar el aula de clases... pero me está tomando más tiempo del que esperaba....

—  ¿Problemas para ubicarte? — una voz masculina me toma por sorpresa, haciéndome girar y encontrarme con nadie más y nadie menos que Kyle Black. Su gran sonrisa fanfarrona me produce una molestia inmediata.

—  Estoy bien — miento y trato de continuar con mi búsqueda pero el muy idiota me arrebata la lista de mis clases de la mano. — ¡oye! — protesto pero le importa un comino.

—  Harrison — dice — estas en el pasillo equivocado — informa y comienza a caminar, pero no sin antes sujetarme de la mochila para llevarme con él en contra de mi voluntad, realmente quise poner resistencia, pero si hago una escena solo voy a terminar por llegar tarde a mi primera clase, en mi primer día y no quiero eso. — Aquí es — dice cuando al fin nos detenemos frente a la entrada abierta de un aula de clases.

—  Gracias — le digo con sinceridad, provocando que alce ambas cejas en señal de sorpresa por mi amabilidad.

—  ¿No hay odio? — pregunta divertido y ruedo los ojos.

—  Nunca ha habido odio — resoplo. Es verdad, no lo odio ni me cae mal... aun, pero bien aquí con una idea y el destruye por completo esa idea, así que solo me quiero mantener alejada. — gracias por ayudarme. — repito

—  De nada — me dice con una sonrisa más sincera y menos engreída. — ¿Almorzamos juntos?

—  No abuses — bufo y entro a mi clase, dejándolo solo en la entrada riendo por mi respuesta. Es demasiado insistente, pero no me interesa... aunque es muy jodidamente atractivo.

El aula de clases es grande y parece como esos auditorios en los que el maestro se pone a hablar frente a todos y los asientos son hileras de bancos más arriba y rodeando al maestro. Tomo asiento en el primer lugar vacío que encuentro y en el que no tengo a nadie cerca y saco mi computadora como el resto para hacer notas de la clase. Por suerte el maestro aun no llega, así que he llegado justo a tiempo y aunque me pese admitirlo fue gracias a Kyle Black. Resoplo y me centro en el primer día.