Capítulo 5 - 🏈

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La fiesta está a tope, todo el mundo vino después del juego. Camino relajada con Lara a mi lado que, a diferencia de mí, parece una abeja dando vueltas y caminando al mismo tiempo que baila al son de Nicki Minaj. Grita, eleva los brazos y hace caras graciosas. Sonrío y niego, haciéndonos paso a las dos.

Estamos en la fraternidad de los chicos del equipo de fútbol americano. No sabía que ellos podían formar una fraternidad exclusiva únicamente con los miembros del equipo.

No he visto a Colin desde que llegamos e internamente me digo que tampoco debe importarme si lo veo o no. Unas manos se posan sobre mis hombros y se hunden, llevándome hacia adelante. Me quejo y doy la vuelta, encontrándome con la melena rubia de Sheila.

—Lo siento, un idiota me empujó —Se encoge de hombros con diversión y pasa su brazo por mis hombros—. La fila del baño estaba horrible —Cambia de tema y se une a nosotras.

Mi mirada se dirige al grupo de chicos de al fondo que juegan billar. Observo a cada integrante del equipo hasta que mis ojos se detienen en uno que, en ese preciso momento, se inclina y mueve el palo, atinándole a una bola que no tarda en hacer que otras entren en el hueco. Los chicos gritan a su alrededor, brincando, bebiendo y abrazándolo. Colin medio sonríe cuando lo mueven y entonces, levanta la mirada... hacia mí.

Nuestros ojos se encuentran y deja de sonreír. Siento que me falta el aire y entonces soy consciente de que no estoy respirando. 

Creo escuchar que me llaman, pero la música y los ojos de Colin sobre mí no me dejan prestar atención.

—No te quedes atrás —Sheila entrelaza su mano con la mía y tira de ella, llevándome a otra parte.

Volteo la cara y trato de verlo de nuevo, pero la multitud ya no me deja y hemos avanzado bastante hasta la puerta con salida al patio trasero.

‹‹Tienes que dejar de hacer eso, Kiera››, me regaño a mí misma.

‹‹Tienes que parar››, insisto, conmigo misma.

Cuando salimos de la casa, observo al grupo de porristas: son un grupo de chicas bastante sexis. Habría que ser idiota para no notarlo. Ellas beben y hacen juegos entre ellas, todavía con el uniforme de porristas puesto. Recuerdo haber pensado que su presentación de esta noche antes del partido fue asombrosa.

Hay una piscina bastante decente, personas dentro y música diferente a la de adentro de la casa, pero igual de ruidosa. También baile, bebidas y... Muchas bebidas.

Nos acercamos a un grupo grande y variado de personas. Celebran cuando ven a Sheila y ella los abraza a todos, animada. Lara y yo saludamos con la mano y luego nos miramos con cara de horror, riéndonos y siendo cómplices de algo que solo ella y yo entendimos cuando observamos el nivel de diversión de esas personas.

—Vamos a bailar —propone y me encojo de hombros, bailando con ella.

Sé que no conozco a Lara de mucho tiempo, pero es ese tipo de persona con la que, sin darte cuenta, conectas súper bien y no temes hacer nada con ella; solo divertirse y disfrutar, lo cual hacemos justo ahora, bailando al ritmo de David Guetta.

Ella hace un paso y la imito, luego yo otro y ella lo repite, ambas riendo y pasándola bien. No sé cuánto tiempo seguimos haciendo lo mismo, pero cuando me quiero dar cuenta, un grupo grande de porristas, por no decir que todas, nos están rodeando y bailando igual que nosotras. Rio todavía más con Lara y nos unimos al círculo, comenzando el juego de que cada una vaya al centro, haga un movimiento de baile y las demás la imiten.

Una de las porristas va al centro y se abre de piernas, bajando directo al suelo y haciendo un estilo de twerking mientras golpea sus nalgas con el césped. Las demás porristas la imitan, cada una demostrando seguridad al hacerlo y me miro con Lara.

SOLO UN JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora