⁰⁹

893 106 6
                                    

— soy yo o te estás ejercitando más. — preguntó Sarah apretando los brazos de Sunghoon mientras lo abrazaba.

— Me ejército más. — respondió Sunghoon riendo.

— La última vez te veías demasiado bien, me pregunto cómo te verás ahora. — contestó acariciando los hombros de Sunghoon.

Uh...

— oh... Hola Sarah. — Murmuró Marcos y Heeseung..

— Creí que habían terminado. — Murmuró Heeseung sin entender.

— Nos arreglamos. — respondió Sarah entrelazando su mano con la de Sunghoon.

— Ya veo, bueno, supongo que los dos vendrán a mi casamiento. — comentó Heeseung sonriendo.

— ¿Te casarás? Ah... Es genial que finalmente te hayas decidido en pedirle la mano. — respondió Sarah con emoción.

La gente se casa por amor y luego está mi suerte...

Actualmente me considero una persona con mala suerte, enserio.

Me quedé en silencio oyendo su conversación hasta observar a Sarah con atención...

Ella es muy bonita, su cuerpo es esbelto y con curvas, un lindo perfil y un envidiable cabello largo.

hace frío, ¿No? — preguntó Sarah.

Debo hacer lo correcto.

Me levanté de mi asiento y caminé hacia Sunghoon.

— Toma tu abrigo, gracias.

No me atreví a mirarlo a los ojos y comencé a caminar a dónde estaba Carlos.

— Uhm, con que volviste eh.

— supongo... — Murmuré sentandome a su lado pero manteniendo una distancia favorable.

— Tn, no volveré a darte un trato de esta manera. — contestó con seriedad. — Hablé con Mikey y se ve más convencido conmigo que por otra cosa. Es una oportunidad única, lo sabes, ¿Verdad?

Me mantuve en silencio y moví mis dedos con nervios.

— Última vez, esta noche en tu departamento — respondió Carlos.

Miré cómo Carlos se levantaba de su asiento y abandonaba la cancha.

Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo por la brisa helada y desvíe la mirada hacia Sunghoon y su pareja.

— soy una idiota por creer que podría haber algo. — Susurré.

Me levanté del asiento, me despedí de Austin y salí del edificio.

NOCHE - 10 PM

La puerta sonó y caminé a la entrada con miedo.

Yo puedo hacer esto, debo pagar esas deudas...

Abrí la puerta viendo a Carlos y mostré una falsa sonrisa.

— Hola muñeca, ¿Lista?

No, jamás.

— Claro...

Cerré la puerta y miré mis manos las cuales ya habían empezado a temblar.

Carlos me acorraló con brusquedad en la puerta y empezó a besar mi cuello de una forma invasiva junto a sus manos que pasaban por mis piernas y caderas con fuerza.

𝐹𝑂𝑅𝐺𝐸𝑇 𝑀𝐸 𝑁𝑂𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora