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Lamí mis labios y mientras apretaba los dedos de mis pies y me acomodé mejor en el sofá.

Aún me siento cansada.

Solté un suspiro con cansancio mientras aún trataba de seguir durmiendo hasta oír el ruido de unos paquetes.

— keiser basta. — Susurré.

El ruido dejó de sonar y a los segundos volvió a sonar.

— Keiser ba-

Abrí mis ojos y dejé de hablar al ver a Sunghoon.

Sunghoon estaba acostado a mi lado, en su mano posaba un paquete de gomitas como la primera vez, sus ojos estaban más rasgados de lo habitual y su cabello estaba por doquier dejándolo en una combinación de apariencia tierna pero a la vez sexy.

— ¿Estás comiendo gomitas? — pregunté.

— ¿Sabías que cuando duermes tienes la manía de apretar tus dedos? — preguntó con una burlona sonrisa.

— ¿Apretar? — pregunté.

— Cierras tus puños y los haces sonar. — respondió comiendo otra gomita.

Me senté con dificultad ante lo tenso que estaba mi cuerpo y suspiré nuevamente.

Estoy muerta.

Las gomitas te dan energía. — contestó mostrando su paquete. — prueba.

Miré el paquete y saqué una gomita para empezar a comer.

— Tengo que irme a entrenar. — Murmuró peinando su cabello hacia atrás.

— ¿Ahora? — pregunté aún masticando.

— Me ducharé y luego iré.

Sunghoon apoyó su mano en mi cadera y dejó un corto beso en mi mejilla.

— ¿Quieres acompañarme? — preguntó.

— Creo que seguiré durmiendo.

Sunghoon se levantó y enrolló una de las mantas en su cadera.

Caminó hacia las escaleras y desapareció en segundos.

Me levanté empezando a vestirme al sentirme demasiada cansada.

Tal vez es porque dormí mucho.

Cuando era adolecente solía pasarme que dormía demasiado y me sentía aún más cansada asique cuando me levantaba y hacia algo productivo, dejaba de sentirlo.

Una vez que me vestí, básicamente con la ropa de Sunghoon, caminé hacia la cocina y con mucha saliva en mi boca decidí tomar agua.

Sin muchas ganas, preparé la bebida nutritiva de Sunghoon y luego acomodé la sala, pasé la escoba y el trapo hasta volver a pararme y quedarme en silencio.

Tengo más sed

Caminé nuevamente a servirme agua y miré a Sunghoon caminar hacia la cocina ya vestido con su uniforme deportivo.

— ¿Me preparaste la- oh... Gracias. — sonrió dando un largo sorbo.

Dejé el vaso en la mesada volviendo a sentirme extraña.

Di torpes pasos al tambalearme y lo único que hice fue mirar al suelo y decir.

— No me siento bien.

Me sostuve el brazo de Sunghoon débilmente y me desvanecí en el suelo.

— T-tn!-

𝐹𝑂𝑅𝐺𝐸𝑇 𝑀𝐸 𝑁𝑂𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora