Las Vegas, Nevada
Hace tres años...
¿Conocen la expresión "tocar fondo"? Porque creo que la estoy comenzando a sentir en estos momentos, aquí sentada tras las rejas de una estación de policía con otro montón de idiotas alcoholizados y demasiado drogados como para saber dónde están.
El bar en el que estábamos fue cateado por la policía ya que habían dado el aviso de que Charlie el único hijo de Tony Almonte estaba allí, y era verdad... Charlie y yo nos conocimos cuando éramos pequeños y mi padre me llevó por primera vez al casino de Tony, ambos teníamos 8 años y yo no tenía ni puta idea de que el hombre dueño de todo eso y padre de Charlie era un capo de la mafia... <<mi padre y sus amistades>> aunque creo que le seguí los pasos, porque toda la bola de inútiles que están en esta Celda conmigo no son unas blancas palomas. Desde entonces hemos sido amigos.
Charlie logró salir antes de que la policía entrara y comenzara a disparar por todos lados como si no hubiera más personas presentes, él ni siquiera se acordó que yo lo acompañaba y me dejó a mi suerte <<menudo idiota>>
— ¿Qué hace una chica tan joven rodeada de toda esta mierda? — me pregunta uno de los oficiales que custodian las celdas.
— Matar el tiempo — le respondo con desdén.
— ¿Sabes? — continúa hablando, incluso cuando le dedico una mirada aburrida — tengo una hija de más o menos tu edad— confiesa
— Felicidades — le digo sin ánimos
— ¿Estudias? — pregunta con curiosidad
— Si — respondo
— ¿Y no quieres hacer algo más que pasártela en bares a tan corta edad? — Pregunta, mirándome con cierta pena — rodeada de gente mala... ¿no quieres estudiar una carrera? ¿Ser alguien en la vida? — pregunta, haciendo que trague saliva y mis ojos se humedezcan. A decir verdad si he pensado como sería mi vida si mi madre estuviera viva, y si mi padre no fuera mi padre... tal vez en lugar de asistir a los casinos de noche, estaría yendo a pijamadas con amigas o que se yo, pero esa no es mi vida y esa no soy yo. Yo soy Emily Sanderson, la hija de uno de los mejores jugadores de póquer en las Vegas y con problemas de alcohol. Gracias a él estoy donde estoy y gracias a él me he rodeado de malas personas, gracias a él no seré nadie en la vida porque no supo cómo criarme fuera de todo su vicio y vida de mierda en los casinos.
— Usted que sabe... — resoplo y desvío la mirada hacia otro lado que no sea él.
— Como padre se lo suficiente como para saber que no me gustaría ver a mi hija en la misma situación que tú — dice, volviendo a captar mi atención.
— Bueno, ella tiene suerte de tener a un padre policía — le digo sin más — yo no tuve la misma suerte.
— Pero puedes cambiar eso — asegura
— ¿Puedo cambiar de padre? — arqueo una ceja — porque si es así dígame dónde.
— Sanderson es tu padre, ¿cierto? — pregunta y asiento sin decir nada — Vi artículos sobre él en los periódicos locales y estoy casi seguro de que vi a una pequeña tras de él...
— Ya no soy tan pequeña — digo con amargura
— ¿Sabes en el lío en el que estás verdad? — me pregunta, pero no respondo, provocando que tome un suspiro — Pasaste la noche en la celda y nadie vino a buscarte. — me recuerda — no te conozco bien pero estoy casi seguro de que no tienes el dinero para pagar la fianza.
— ¿Acaso se está burlando de mí? — lo miro con los ojos entrecerrados, pero para mí sorpresa sacude la cabeza mientras lo observo tomar las llaves.
— Si te ayudo, ¿prometes hacer algo mejor que esto? — pregunta dejándome perpleja <<¿Realmente va a ayudarme?>>
— ¿Es enserio? — balbuceo incrédula
— Pagaré tu fianza y saldrás libre, pero debes hacer algo por mí a cambio — dice <<Ya sabía yo que no lo haría gratis>> estoy preparándome mentalmente para insultarlo, pero.... — estudia, supérate y sal del pozo negro en el que te encuentras — me pide — eres joven y te espera un gran futuro por delante, pero no lograrás nada sino te esfuerzas.
— ¿Por qué me ayuda? — pregunto mientras salgo de la celda para reunirme con él
— Porque si mi hija estuviera en tu lugar, me gustaría que alguien la ayudara a encontrar el camino correcto — confiesa
— Por suerte su hija tiene un gran padre que no permitirá que este en el mismo lugar que yo — le digo sin poder mirarlo a los ojos. Un completo extraño me ha ayudado, aun cuando no era su obligación... un hombre que debería ser mi padre no un extraño con placa.
— Sal de aquí — me dice — yo me encargaré de la fianza y de los trámites necesarios para tu salida — asegura, pero antes de irme alzo la mirada hacia él.
— Gracias — le digo con toda la sinceridad del mundo. Me doy media vuelta y salgo de la estación de policía con la poca dignidad que me queda, no me he visto en un espejo pero estoy casi segura de que parezco una mierda. Al salir el sol golpea mi rostro y la necesidad de algo más también... algo mejor.
Sigo mi camino hacia la parada de autobuses para tomar el que me llevará a mi casa y al sentarme en el asiento caigo en cuenta de que no le pregunte su nombre al oficial de policía. Mi instinto es salir y correr de regreso, pero... decido no hacerlo, decido quedarme sentada en el asiento del transporte público y esperar hasta que se detenga a unas calles de casa.
Al bajar camino directamente hacia la casa de la señora Norris antes de entrar a la mía, seguramente mi padre ni siquiera ha notado que no regresé en la noche o probablemente está en el casino con Tony, gastando el dinero que no tiene. Toco tres veces a la puerta de la señora Norris y casi de inmediato abre y me mira angustiada.
— Dios, Emily — me abraza — estaba muerta de miedo cuando no te escuché llegar a tu casa anoche — suspira aliviada de verme bien.
— Me metí en problemas, pero ya lo he resuelto — le aseguro. — ¿Puedo pasar? — pregunto con pena
— Claro, cariño — me dice y sin apartarse de mí, me ayuda a entrar a su casa — ¿tienes hambre? — me pregunta.
— ¿Recuerda lo que me dijo una vez? — digo, haciendo caso omiso a su pregunta. La señora Norris frunce el ceño y se sienta junto a mí en el sillón de su sala de estar.
— ¿Sobre qué, cariño? — pregunta confundida.
— Sobre ir a la universidad — le recuerdo la conversación que tuvimos hace meses atrás. En algún momento pensé que mi vida nunca cambiaria y siempre me quedaría aquí estancada, pero la señora Norris siempre fue positiva y me decía que podía superarme y buscar otra vida mejor que la que tengo, porque es lo que merezco.
— Si, lo recuerdo — asiente con cautela
— ¿Crees que me lleguen a aceptar en una? ¿crees que lo logre? — pregunto con curiosidad — llevo buenas notas y...
— Linda — me toma de la mano — tu puedes lograr todo lo que te propongas — me asegura. — eres hermosa, inteligente y muy fuerte para tener quince años — dice, mirándome con cariño. — la vida que te tocó no fue justa, pero solo tú tienes el poder de hacer que eso cambie.
— ¿Realmente piensas que puedo llegar a ser alguien en la vida? — pregunto. Muerdo el interior de mi labio ansiosa por escuchar su respuesta. No existe opinión alguna que me importe más que la de la señora Norris y eso se lo ha ganado a pulso.
— Cariño, tú ya eres alguien en la vida — me asegura con total confianza que incluso logra transmitirme un poco de ella. Tal vez el oficial de policía y ella tengan razón, yo misma puedo conseguirme la vida que necesito, y si para ellos debo esforzarme el doble, entonces lo haré con tal de no seguir en esta vida tan conflictiva. Lejos de todo lo que me atormenta, lejos de todos los problemas y hombres malos, mentiras y engaños.... Solo hace falta que tome la decisión de cambiar y luchar por lo que quiero...
Y justo ahora, creo que he tomado esa decisión. No quiero esto para mí, yo merezco cosas mejores y si nadie me las va a dar, entonces yo misma las voy a buscar.
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Cara de Póquer
RomanceEmily Sanderson es una chica que ha tenido una vida poco normal, toda su vida ha estado rodeada de casinos, drogas y tipos malos, pero en el momento en que se le presenta la oportunidad de empezar una nueva vida lejos de todo lo que conoce, ni siqui...