19. Anabella

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ANABELLA

Paralelo
Dyaxys

Las cosas están sucediendo demasiado rápido. Siento como si el tiempo me estuviera diciendo “Hey, ya se acaba todo”.

Acabo de ver a mi mejor amiga brillar «Literalmente» de la felicidad. Su boda fue majestuosa, no solo por la decoración y lo preciosos que se veían ambos. Realmente al verlos sobre esa tarima cada uno de nosotros sintió el profundo amor que cada uno siente por él otro.

Fue como presenciar la fusión de dos estrellas.

Luego de que la ceremonia culminó, el rey desapareció junto con su familia al igual que los demás invitados. Mi familia y yo nos quedamos acompañando a Mila y Gabriel que no dejaban de verse.

Todos notamos la marca que dejó la ceremonia, simplemente decidimos «Sin hablar en voz alta», que no era correcto opinar sobre aquello. Al final solo ellos dos saben lo que sucedió.

Cuando el sol dejó de estar en lo alto, Mila y Gabriel desaparecieron para estar solos. Mi rostro se retorció con asco al pensar en que harán ahora que son esposos.

Vad y Lucille aún permanecen sentados el uno al lado del otro sobre una gigante roca. No se hablan, simplemente se observan y parecen tranquilos ante la presencia del otro.

Por otro lado, Faye se ha mantenido muy cerca de Aisher al igual que Yionne. La única persona que no se me despega es mi amado Lucien.

—Sabes que no me sucederá nada si me dejas un rato sola y hablas con tus amigos ¿Verdad? —le hablo mientras levanto una de mis cejas.

—Dudo que alguno de ellos prefiera mi compañía cuando tienen a sus mujeres al lado —me señala a Vad que parece completamente ajeno a su entorno mientras observa a Lucille—. Además, suenas como si quisieras que me alejara de ti.

—Nunca —Lucien sonríe complacido mientras envuelve uno de sus brazos al rededor de mi cintura.

Me quedó viendo sus brazos desnudos que están más delgados que la última vez que los vi, pero me alegro de que ya no oculte su marca. Nunca lo debió hacer, porque esas marcas qué parecen escamas de dragón son preciosas.

Aferro mis brazos a su cuello mientras recuesto mi mejilla sobre su hombro. Me siento bien cuando lo tengo a mi lado. Lucien es el único que tiene la capacidad de aportar calma en mis peores momentos.

Aún me atormentan los recuerdos del tiempo que estuve lejos de todos. Sentía una gran desesperación al no saber nada sobre mis amigos, lloraba en silencio por el bienestar de Mila y Riven. Todo fue tan agónico y me provocó una terrible ansiedad que Lucien no podía calmar.

Mi estómago se revuelve con preocupación al pensar que esta «Calma» no durará nada. El maldito tiempo me grita sin cesar que ya no tengo más oportunidades.

Lucien hace más fuerte su agarre y por un momento pienso en que me está reconfortado, pero cuando abro los ojos veo a Aisher venir hacia mí.

Su habitual rostro se mantiene como de costumbre mientras da pasos como felino. Llega justo frente a mí y sus ojos idénticos se dirigen a Lucien en vez de a mí.

—Necesito a mi hermana. Déjala ir —le ordena con un tono mordaz.

—¿Qué te hace creer que sigo órdenes de un aparecido? —Lucien no me suelta mientras observa con desafío a Aisher.

—No me importa tu opinión, solo necesito a mi hermana —Lucien se pone rígido ante el tono que usa Aisher. Probablemente, es extraño que yo tenga un familiar de sangre—. Asunto importante Anabella, ya sabes de qué hablo.

Matar y Destruir [Dueto Destructores #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora