15. Gabriel

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GABRIEL

Paralelo
Dyaxys

Despejó mi mente de todo recuerdo bueno que haya tenido de mi vida. Me estoy esforzando por volver a mi mente un lienzo en blanco, una habitación vacía y sin profundidad. Porque si me permito recordar cada cosa buena que he tenido, me arrepentiré de lo que haré.

Estoy transportando mi mente al momento en que fui abandonado con seis años en esa fría roca. En ese entonces no tenía un nombre «No uno que recuerde, al menos», al niño de ese entonces nada bueno le había sucedido, lo que significaba una ventaja, porque entonces nada lo ataba a seguir viviendo.

Mantengo mi cabeza baja mientras dos guardias me sujetan los brazos que tengo atados tras mi espalda. Hay otros cinco guardias a mi alrededor, protegiendo el bienestar de la familia real que está en lo alto de la tribuna de la plaza.

A pesar de que no los observó, sé muy bien que el rey Aspen se encuentra allí, junto con su esposa y dos hijos. La familia real tiene que estar presente, ni siquiera se me permite morir en silencio aunque les estoy haciendo un favor. Ese es el defecto de los reyes, creen que pueden pasar por encima de cualquiera.

Agradezco que no me arrodillen a la fuerza, por el contrario, me permiten arrodillarme a mí mismo. No quisiera hacerlo, me siento débil y derrotado, pero si no lo hago será mucho peor. Esto será rápido, ya que el rey no dirá ninguna palabra «Porque sabe que no hay una buena justificación». Las penas de muerte no suceden desde hace siglos, seré el primero en morir de esta manera y claro que todos quieren una explicación, pero no la obtendrán.

—Pon la cabeza sobre la roca —me ordena el ejecutor del rey.

—No —me niego rotundamente mientras levantó mi cabeza y le hago frente a la situación. No moriré como si hubiera hecho algo para merecerlo, no daré la satisfacción de eso.

En esta posición puedo observar a toda la gente que ha venido a congregarse por el acto atroz que está a punto de suceder. Todos miran expectantes ante la situación, hay claro horror en sus miradas, pero es más grande su morbo «Esa es la verdadera razón». Los iluminados tienen ese gen mórbido, disfrutan la matanza, razón por la que las competencias para ser resilientes no han desaparecido. Siguen disfrutando ver gente morir.

Por cierto, no son los resilientes quienes están alrededor de toda esta gente. La guardia real es muy diferente a los resilientes, estos últimos son la fuerza armada más poderosa que haya existido, solo son usados en casos extremos. Pasan entrenando la mayor parte de su vida para nunca pelear. Porque el día que el ejército de resilientes levante sus armas es porque el fin ha llegado.

—Tu último aliento, resiliente —avisa uno de los ejecutores.

Tomo una gran bocanada de aire, listo para el final, pero entonces algo grande sucede. A lo lejos una gran bomba de fuego estalla, el bosque que rodea la plaza empieza a convertirse en cenizas, mientras un torbellino parece competir por su atención.

Todas las alarmas de la ciudad empiezan a encenderse y parece que un apocalipsis hubiera comenzado. La gente empieza a gritar cuando la tierra empieza a sacudirse con fuerza, incluso yo tengo miedo de lo que está sucediendo.

—¡No es algo natural, son malditos destructores! —grita uno de los miembros del ejército entre la multitud alterada.

Agudizó mi vista y entonces los árboles más cercanos son arrancados de sus raíces y separados como si se tratara de simples palillos. El camino se hace más grande, permitiendo que vea quienes son los culpables de la destrucción que está sucediendo.

Matar y Destruir [Dueto Destructores #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora