16. Anabella

40 10 19
                                    

★•──────•16•──────•★
ANABELLA

Paralelo
Dyaxys

A pesar de que di lo mejor de mí para que el rey de este lugar liberará a Gabriel, no lo logre. De no ser porque Mila apareció en el momento justo, es probable que Gabriel hubiera muerto.

Las personas a mi alrededor están tan asombradas por el poder de Mila como yo. Fue como ver a un Dios renacer, recordándole al mundo, porque una vez fuimos sus esclavos, porque les rezamos y tenemos tanta devoción por ellos.

Es lamentable que el rey sea el único que no parece sorprendido. Supongo que uniendo las fichas, la razón por la que Gabriel está siendo ejecutado es porque representa un peligro para su reinado.

Empiezo a caminar en dirección a ellos, quienes están besándose delante de todos, olvidando que siguen en peligro. Probablemente, sea una escena preciosa, porque sé que su amor será una canción o lo que sea que hagan en este lugar.

Deshago las llamas que abrazan mi espada y mi brazo, mientras sigo caminando con pasos decididos hasta la especie de tarima de piedra en la que realizan ejecuciones.

Tengo que acelerar mi paso cuando el rey baja del lugar en el que ha estado y con toda su majestuosidad empieza a caminar con gran ira hacia mis amigos.

El rey no es demasiado viejo, tiene su cabello rubio oscuro peinado hacia atrás, mientras su cuerpo está cubierto por una fina tela de seda verde. Sus brazos están llenos de joyas de oro al igual que sus piernas.

Tiene una corona dorada en forma de alas con una piedra blanca en el centro. El rey me observa cuando se quita su corona y la coloca sobre el cinturón de oro qué trae puesto, mientras desenfunda una espada gigantesca que parece hecha de cristal.

Tengo que prácticamente correr para llegar a él. Mientras lo hago observó las palabras tatuadas en su columna desnuda:

Il rix supremo is fuerte, poderoso e intiligente. Sum deus.

Es una mezcla de idiomas, latín antiguo, español e inglés, pero aun así logro entender lo que quiere decir.

El rey no va a ceder su trono sin una pelea.

Subo cada escalón de piedra con el corazón a mil por minuto. Mis piernas arden por el esfuerzo y siento como si mil voces se adentraran en mi mente sin permiso «Malditos iluminados telepaticos».

Aunque trató de llegar al rey mi mente se siente controlada, obligándome a correr con el viento en contra. Mis pies están atados al suelo y sé que solo es obra de ese maldito rey.

—No eres una reina, destructora —el rey habla mientras se dirige hacia Mila y Gabriel—. No hace más de veinte años.

—No somos reyes, somos demonios —Aisher detiene al rey cuando coloca sus dos espadas gemelas sobre su garganta, saliendo de quien sabe donde.

Y lo entiendo, mientras hay leyendas sobre el asombroso poder de los invocadores, le tienen respeto y lo tratan como una deidad que traerá prosperidad. Mientras nosotros somos los cuentos que le leen a los niños para que se comporten, somos el mal, lo que nadie quiere que llegue.

El rey lo sabe, está consiente de que no somos una verdadera amenaza, no como si lo son Gabriel y Mila. Ellos han sido venerados por siglos, y ni siquiera su poder podra evitar que la gente los defienda porque son lo que han esperado demasiado tiempo.

Matar y Destruir [Dueto Destructores #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora